Capítulo VIII

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Al abrir los ojos, te encontraste en una habitación desconocida. El lugar estaba a oscuras, pero había una luz que ingresaba por la puerta entreabierta. Te levantaste de la cama, saliste de la habitación y bajaste las escaleras. Tu corazón latía rápidamente, temías seguir atrapada en la visión.

RM estaba en la cocina, se alegró de verte despierta.

Namjoon: ¡T/n! Que bien que despertaste. (Corrió a ayudarte a bajar las últimas gradas). ¿Cómo te sientes?

T/n: ¿De verdad eres tú?... ¿Dónde estoy?

Namjoon: Estamos en mi casa. Tus papás siguen en el club para culminar la ceremonia.

T/n: ¿Culminarla? ¿Entonces fuimos aceptados?

RM sonrió ante tu incredulidad.

Namjoon: Claro que sí, lo hiciste muy bien a pesar de tener las probabilidades en tu contra. Todos están asombrados contigo.

Tú suspiraste aliviada.

Namjoon: Deberías comer algo. Debiste pasar por momentos difíciles en el bosque. Ven, te prepararé un sándwich.

T/n: ¿Cómo sabes dónde estuve?

Namjoon: Te lo dije antes, que el bosque es nuestro lugar sagrado.

T/n: ¿Entonces estuve en ese mismo bosque todo ese tiempo?

Namjoon: Algo así, estabas ahí, pero en un plano espiritual. Lo bueno es que lograste encontrar a Bard y salir antes de que se acabara el efecto del brebaje.

Te sorprendiste de lo que dijo. Él no tenía idea de que lo habías visto a él y no a Bard, pero te dio vergüenza comentárselo. Él empezó a preparar el sándwich con una sonrisa en el rostro. Tú solo lo mirabas de soslayo, admirando su atractivo. A diferencia de la visión, el Namjoon verdadero era un tipo cálido que generaba confianza a quienes le rodeaban.

Mientras comías, RM empezó a contemplarte, era algo que él hacía algunas veces, aunque tú casi nunca te dabas cuenta. Tu aroma, que llenaba la habitación, le provocaba un leve mareo; esto lejos de ser molesto, le resultaba agradable y adictivo.

Si bien para los humanos ordinarios era imposible percibir tu aroma de forma tan evidente, lo cierto es que sí podían percibirlo de forma instintiva; esa era la razón por la que atraías tanta atención masculina últimamente. Además, estaban los cambios físicos de tu cuerpo que lo habían moldeado de una manera que para muchos resultaba atractivo.

Para los híbridos, sin embargo, la fémina ideal - más allá de la subjetividad de la belleza-, era una mujer de apariencia saludable, de caderas anchas y pechos hermosos. Estos atributos eran para ellos indicador de que tal fémina podía procrear muchos hijos. Era un instinto primitivo impreso en su ADN.

Pero lejos de tales aspectos físicos, lo que RM más admiraba de ti, eran justamente las cosas que no cambiaban. Desde que te conoció – el primer día de clases – hasta ahora, eras la misma chica modesta, considerada, responsable y honesta. Para él eran esas cualidades las que te hacían atractiva.

Cuando terminaste de comer, él te escoltó de regreso al club. Los chicos estaban reunidos justamente a la entrada, así que fueron los primeros en recibirte. Los tres menores estaban extáticos por tu triunfo y no dejaban de elogiarte.

Jimin: ¡Pronto podrás entrenar junto a nosotros para dominar tus habilidades!

T/n: Gracias por el ánimo, chicos. De hecho, durante la ceremonia conseguí entender un poco más estas destrezas, así que ahora me siento más segura.

Jin, Hobi y Yoongi también te felicitaron y te dieron la bienvenida al clan. Luego entraron al salón, donde corriste con la intención de abrazar a tus padres, pero antes de que pudieras lanzarte a ellos, sentiste la mirada dominante de Bard.

Hijos de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora