Capítulo XXXI

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T/n: A decir verdad, Namjoon, si te odié mucho. Lo que me dijiste en el bosque fue lo más duro que me ha tocado escuchar en la vida.

Él te soltó las manos y bajó la cabeza, afrentándose de sus acciones.

T/n: Cuando te fuiste, decidí que iba a sacarte de mi corazón a pesar del enlace lunar. Y creo que de verdad lo logré. A medida que pasaba el tiempo, me di cuenta de que... habías tenido la razón. Aquel amor que yo decía sentir por ti había sido solo un enamoramiento de adolescente sumado a la atracción del enlace. ¿Cómo podría sentir un amor tan profundo por alguien que apenas conocía por solo unos cuantos meses?

RM cerró los ojos, sintiendo como su corazón se oprimía en su pecho.

T/n: En todos esos meses me dediqué a estudiar, a trabajar con la gente de la comuna y a cultivar muchas amistades. (Reíste irónicamente). Me di cuenta de que hubiera perdido mucho si me hubiese casado contigo en aquel entonces.

Sí, era irónico que en aquellos ocho meses, mientras él descubría su amor por ti y lo sufría, tú lo sacabas de tu corazón y disfrutabas de tu vida al máximo.

Namjoon: Lo entiendo... no te preocupes, yo mismo hablaré con Bard para cancelar mi propuesta. Sería demasiado egoísta pasar por alto tus sentimientos y obligarte a ser mi mujer.

T/n: ¿Mis sentimientos? No he terminado de describirlos, permíteme terminar mi historia.

Namjoon: Perdón... continúa.

T/n: Cuando regresaste a la ciudad, el enlace lunar hacía que mi corazón se acelerara cada vez que te veía. Pero mi mente luchaba por mantener la estabilidad. Verte discutir con Daven y querer controlarme, me ponía furiosa y me hacía odiarte más, pero también entendí que no podías evitarlo, que el enlace lunar gobernaba tus emociones, así que intenté ser comprensiva.

Él continuaba cabizbajo.

T/n: Pero poco a poco empezaste a demostrarme que no te dejarías dominar por esos impulsos. De forma no intencional me dejaste ver que eras aquel tipo dulce, cálido, e inteligente que yo ya había olvidado que conocí una vez.

Levantaste su barbilla para mirarlo a los ojos y tus mejillas se ruborizaron.

T/n: Supongo que lo que quiero decir es... que te perdono por el pasado y estoy dispuesta a dejarte entrar en mi vida de nuevo como lo que sea; como un amigo, como mi protector o como mi esposo.

Él también se sonrojó y su corazón se aceleró en ese instante. Se acercó delicadamente hasta cerrar la distancia y atrapar tus labios en un dulce beso.

Namjoon: Entonces, ¿aceptas mi propuesta?

T/n: Tu propuesta yo no la he escuchado formalmente. (Le dijiste con una pequeña sonrisa).

Él también sonrió, mirando sus manos vacías. Luego se arrodilló frente a ti.

Namjoon: No tengo un anillo de compromiso, pero quiero que tengas algo como símbolo de mi amor.

Diciendo esto se sacó una cadena dorada que tenía en el cuello. Esta tenía una pequeña placa de oro con su nombre grabado en ella.

Namjoon: ¿Quieres ser la esposa de este tonto?

Tú sonreíste más ampliamente, con el rostro ruborizado. Solo pudiste asentir, así que él te colocó la cadena alrededor de tu cuello y volvió a sentarse al borde de la cama para sellar el momento con otro beso apasionado.

Ambos exploraban sus bocas anhelándose mutuamente. Te levantaste del borde de la cama y te sentaste sobre sus piernas para poder estar aún más cerca, sintiendo cómo el calor de sus cuerpos aumentaba.

Hijos de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora