Capítulo XI

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Ahora que vivías en la comuna, habías adoptado una nueva rutina. Por la mañana te ibas a la universidad con los chicos, Jin los llevaba a todos en una vieja camioneta todoterreno. Al principio, te incomodabas ya que las chicas de literatura te miraban con desdén y envidia. Pero para tu tranquilidad, durante todo ese tiempo, pudiste notar como cada vez que al menos uno de ellos estaba cerca, ningún otro hombre se atrevía a acercarse o a decirte algo.

Después de clases, te ibas a casa de tus papás para estar con ellos y por la noche te llegaban a dejar a la comuna. Luego, los fines de semana, ibas con los chicos al bosque ya fuera a entrenar o solo a pasar un rato ameno con ellos.

Luego de varias semanas, tus padres decidieron mudarse también, aunque aún no habían vendido la vieja casa. Las semanas se fueron transformando en meses, y no podías dejar de sentirte afortunada todos los días. Tu amistad con los chicos iba creciendo y fortaleciéndose; además el resto de la comuna también te había recibido cálidamente. A veces visitabas a la anciana Ahnjong y ella te contaba historias y leyendas del clan.

Un viernes por la tarde, Jimin, Tae y JK llegaron a tu casa y te invitaron a ir con ellos al bosque. Pero esta vez no sería solo por un rato, sino que querían acampar dentro de él y pasar ahí dos días. La idea te pareció atractiva, así que no dudaste en aceptar la invitación.

Los chicos te indicaron que preparas un bolso con algunos cambios de ropa y comida, y fijaron encontrarse a la entrada a la tarde siguiente. Para tu sorpresa, todo el grupo estaba ahí ese día.

Llegaron a su lugar acostumbrado, a las higueras, y decidieron sentarse ahí por un momento mientras decidían dónde acampar esa noche.

T/n: ¿Puedo preguntar algo?

Jimin: ¿Qué pasa?

T/n: ¿Cuántos hijos de la luna hay en la comuna? ¿Solo somos nosotros?

Namjoon: No, hay unos cuantos más. Bueno, obviamente está Bard, pero también hay otros adultos cuatro para ser exactos. Nosotros somos los únicos jóvenes, y hay dos niños que aún no han desarrollado. Tú y Deva son las únicas mujeres.

T/n: Entiendo. ¿Y por qué nunca veo a nadie más entrar al bosque?

Yoongi: Porque nadie lo hace. A todos los miembros de la comuna, desde niños se les orienta a no entrar al bosque, porque si no tienes habilidades definitivamente te vas a perder adentro. Y tampoco se pueden hacer actividades recreativas como cazar, y menos explotar los recursos de acá dentro, ya que, según las enseñanzas de los ancianos, este es un lugar sagrado.

Jin: Nosotros lo usamos para entrenar. Los adultos no necesitan hacerlo, porque ellos ya dominan sus habilidades completamente. Es más, creo que si no fuera por estos tres chicos (señalando a los menores) que siempre nos están arrastrando acá, nosotros tampoco vendríamos.

T/n: ¿En serio? Pero es tan hermoso aquí adentro, te sientes tan libre. No hay otro lugar donde podamos usar nuestras habilidades sin restricciones.

Hoseok: ¿Realmente te gusta tanto? Es que nosotros ya estamos acostumbrados a usarlas lo menos posible. Ha decir verdad, vivimos casi como el resto, como los normales.

T/n: Entonces, ¿para qué tenemos dones si no vamos a usarlos?

Todos se quedaron en silencio un momento. Nunca se habían puesto a pensar en todo aquello.

T/n: Recuerdo una vez que Bard dijo que nuestras habilidades eran necesarias para el bienestar de la comuna. (Continuaste). Pero no entiendo cómo, si ni siquiera las usamos.

Namjoon: Sabes qué pasa En los tiempos antiguos, los clanes de híbridos vivían en constantes batallas por territorio. Los hijos de la luna eran los mejores guerreros de cada clan, y debían proteger a la comuna y cumplir con varios roles que el líder les asignaba. Pero ya nada de eso sucede en nuestros días. Sin embargo, ese pensamiento anticuado se quedó en la mente de los más viejos.

Hijos de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora