- diez

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En medio de viajes suele haber imprevistos, pero nunca paradas tan largas como para alargar unas vacaciones una semana más. Tras haber acabado todo el ep que saldrá próximamente, Julieta camina tranquila acompañada de Nia e Iván, las personas más cercanas que ha tenido a lo largo del concurso. El sol de verano del sur de España acaricia la piel del trío, calentando las zonas demasiado visibles.

— Sigo sin entender qué hacemos aquí — la catalana se baja la gorra, pero debe levantar la mirada para observar a sus dos amigos—, se supone que tengo que irme a ver a mi familia, ¿sabéis?

— Tu familia puede esperar — el acento de la canaria y la alegría con la que habla provoca una risa en la morena—, es más, llevas dos meses hablando de que querías venir a Andalucía, aquí estamos.

— Sí... — sonríe algo nerviosa, está en lo cierto, lleva hablando de esa comunidad autónoma desde finales de junio, pero no se esperaba que nadie se lo tomara en serio—. Pero venir aquí después de haber pasado una semana en Lanzarote me parece exagerado.

—Juli, cariño — el hombre rodea por los hombros a la chica, la cual sonríe hacia él esperando su consejo—. Cállate, disfruta y deja de preocuparte por un día en tu vida, ¿si? — rueda los ojos haciendo una pequeña mueca.

Caminan por las calles de adoquines hasta llegar a una gran fuente, situada en el centro de una plaza delimitada por un gran edificio de color rojo, Julieta frunce el ceño y desbloquea el teléfono, en busca de algo que les diga el lugar en el que se encuentran.

— Welcome to Plaza de España— abre los brazos como si se tratara de una guía turística, haciendo reír a sus dos acompañantes—, esto es gigante — sus pasos se dirigen hacia la fuente, la sigue su amiga mientras que el catalán se aleja para hablar por teléfono—. ¿No te suena de nada este sitio?

— No, tía — Nia ríe, Julieta frunce el ceño mientras abre la cámara de su móvil—, ¿estás segura de que es la primera vez que vienes?

— Sí, Nia — hace un pequeño vídeo y lo sube sin música a sus stories de instagram—. Debe salir en alguna película — guarda el teléfono en el bolsillo y abre una botella de agua, se baja la mascarilla para beber.

— ¿La de Tadeo Jones no está inspirada en Sevilla?

— ¿Tú crees que me puede sonar de eso? — la catalana frunce el ceño y ríe, acto que también hace Nia.

— No sé, la vi con mi sobri hace unos días, por eso lo pienso.

— Es posible, sí.

— ¿Vamos a tomar algo a una terracita, chicas? Para esta noche tenemos plan — Iván llega sorprendiendo a las dos, que se miran entre si con una amplia sonrisa.

— Vamos a ello.

Salen del semicírculo que forman los edificios y giran a la derecha, los árboles cubren un poco el reluciente sol, haciendo la suficiente sombra para que la fatiga se reduzca un poco.

La alegría que se vive aún en medio de una pandemia en el sur del país es destacable, el poder ser a su manera, con sus costumbres y sus cosas, aún con las limitaciones que toda la situación impone. La música se escucha por cada rincón, la gente vestida con trajes locales y demasiados turistas en las calles.

— Juli — Nia murmulla, dándole un codazo a la morena—, mira eso.

Julieta gira la cabeza hacia donde su amiga le indica, observa un pequeño grupo de gente aglomerada en el interior de una torre, la chica frunce el ceño y busca tu móvil, es sábado. La canaria tira de su amiga sin que este se lo espere, tira del brazo de ella hacia el círculo de gente.

— ¿Qué hacen? — Nia pregunta, Julieta se acerca cuidadosamente, al final era más gente de la que se pensaban — ¿La distancia de seguridad aquí?

— Nia, sh — su voz suena en un silencio de la base y de la gente, las personas se giran hacia atrás al saber que hay pocas personas en España que se llamen así—, mierda.

La atención de la gente pasa a ellas, todas las personas empiezan a pedirles fotos. Las chicas se observan entre ellas y suspiran en silencio. A lo lejos, no demasiado, un chico baja el cigarro de su boca con una sonrisa, el corazón latiendo con fuerza al verla tan cerca, pero tan lejos a la vez.

— Sema, ¿vamos? — el chico observa a las dos jóvenes que tiene al lado— ¿Qué pasa ahí?

— Creo que hay dos chicas de Operación Triunfo haciéndose fotos — ellas intercambian miradas y echan a andar hacia allí, el local sonríe cómodo ante la decisión de su prima y su hermana.

Camina con cuidado hasta acercarse, sin perder de vista a las dos chicas que ya hacen cola. Observa la piel más tonificada de la chica, no tan pálida como la recordaba. Da una calada al cigarro sin dejar de verla ponerse al lado de cada persona que se acerca a ella con una sonrisa.

En un momento rápido sus ojos conectan, Julieta frunce el ceño y Sema sonríe, ella debe volver a prestar atención a los fans mientras el chico da una calada al cigarro. Baja la mirada a su teléfono y entra en el chat de ella, el primero en la lista. Escribe un mensaje rápido, podrías haber avisado. Parece que ella nota la recepción porque levanta una ceja y lo mira de reojo.

Un par de minutos más tarde, las dos primas se acercan de nuevo a Sema, el cual se mantiene sentado en un banco intercambiando su mirada desde las dos chicas a la catalana y su amiga. Ella se disculpa con el resto de personas que quedan ahí y se echa a andar, observa en la lejanía cómo Sema intercambia palabras con las dos chicas que habían ido a hacerse una foto con ella y Nia. En cuanto queda cerca de él sonríe, carraspea llamando la atención de los tres.

— Hombre, Sema — el chico sonríe, alza la cabeza con gracia, siendo observados ambos por las dos chicas—, cuánto tiempo — ella se acerca a él, la forma en la que la mano del andaluz rodea su cintura eriza su piel, besa la mejilla del chico y sonríe.

— Podrías haber avisado, ¿no? — Julieta se encoge de hombros con media sonrisa— Verás tú que al final te acabo encontrando en Macba cuando decida aparecer por Barna.

— Si vas a Barna y no me avisas vamos a tener un problema, eh — ella ríe, las dos jóvenes son conscientes de la atracción existente entre ellos, pero no hablan—. Además, si supiera que iba a estar por aquí te hubiera dicho algo, lo sabes.

— No estoy muy seguro de eso — Sema busca en su riñonera el papel de liar, Julieta frunce el ceño ligeramente y traga saliva—, pero niña que no pasa na'

— ¡Hola! — la jovial voz de la canaria sorprende al pequeño grupo, esta reconoce al chico que se está liando el cigarro— Soy Nia — se acerca a él para darle un par de besos, que recibe—, él es Iván.

Ambos se presentan, sorprendidos por la conexión del chico y su amiga, la manera en la que sus cuerpos hablan sin decir nada.

— Vamos a ir a cenar por ahí — Julieta habla llamando la atención de Sema—, en cuanto salga te aviso, ¿te parece?

— ¿No estará demasiado ocupada la famosa? — ella sonríe, entendiendo el tono de burla con el que el chico habla.

— Nunca demasiado para ti — se acerca a él de nuevo, posa la mano sobre la mejilla del chico con media sonrisa—, te llamo, estate listo.

— Tendría que decírtelo yo a ti — la morena entrecierra los ojos, ignorando el hecho de que se encuentra en un sitio publico y que va a tener que responder las preguntas de sus amigos después—, que estás en mi tierra — chasquea la lengua y se baja la mascarilla.

— Cómo quieras — posa sus labios sobre el pómulo de Sema, la piel del chico se eriza—, pero te llamo yo — el susurro de ella entra por su cavidad auditiva, provocando inconscientemente el aumento del ritmo cardíaco de ambos.

Una promesa, con más ganas que miedo, sin tener en cuenta los riesgos que realmente conlleva eso, ni a las críticas a las que están sujetos por los ojos menos objetivos. Pero lo que un día se puso delante, por obra del destino, es complicado de separar. Cuando los caminos se cruzan, al igual que las vidas, tratar de alejarse de eso es lo más parecido a un acto de fé. Es algo imposible, pero también algo que cualquier persona puede desear impedir.

Tocar el Cielo · Sweet PainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora