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La noche de Sevilla se ve más clara por la gran iluminación que tiene la ciudad, más en esa época del año. Julieta se quita la chaqueta sintiendo el calor que aún hay en el ambiente bajo la mirada de sus dos acompañantes, que aún no están seguros de ninguna decisión de la morena.

— Entonces te vas a ir con este chico — ella rueda los ojos girándose de nuevo hacia ellos— y ya, ¿no?

— Es buena gente, de verdad — sonríe confiada, pasa la lengua por sus labios observando el intercambio de miradas entre Nia e Iván—. Podéis iros al hotel, ya viene de camino.

— ¿Vas a estar bien? — asiente, se baja la mascarilla con una amplia sonrisa.

— De verdad, que confío en él — los dos amigos de ella suspiran, besan las mejillas de la chica antes de ir hacia su hotel.

Los ojos de Julieta se pierden en la cantidad de luces que brillan iluminando la ciudad, haciendo más llamativo cada rincón aún en la noche. Sus mirada fija en la derecha un puente que reluce sobre el agua. La piel se le eriza por una pequeña brisa que corre.

— Podrías ser la protagonista de alguna película sobre desamor en esa pose — sonríe y gira la cabeza hacia la voz que le habla—. Que guapa que estás, una pena que no vendan de noche trajes de sevillana, que habría que verte — la castaña suelta una carcajada y se acerca al andaluz, rodea su cuello para darle un pequeño abrazo.

— Si supieras — habla sin dejar de sonreír, se baja la mascarilla y besa la mejilla del chico, que rodea su cintura con cuidado—. Todo el día fumando estás, chiquillo — se aleja alegre, él suspira bajando la mirada hacia el suelo, pero la levanta con una pequeña sonrisa.

— ¿Vamos? — ella asiente, se pone a su lado para caminar a la par.

Escucha atenta la historia de la dársena de Sevilla, que corresponde al antiguo cauce del río Guadalquivir. La castaña analiza cada movimiento que hace al expresarse, cómo ríe al recordar algún dato gracioso y la manera en la que al pensar lleva la mirada al cielo.

Giran a la izquierda para ir hacia un puente, Sema se para sobre la barandilla en dirección al norte, Julieta apoya sus codos y mira hacia el mismo sitio que él, el puente que antes iluminaba el rostro de la castaña se encuentra delante de ella.

— Ese es el puente de Triana — Sema mira hacia ella, sonríe al verla con la piel tan brillante con la luz que la alumbra—, luego pasamos por ahí — Julieta sonríe apoyando el mentón sobre su hombro, el chico aparta la mirada hacia el puente—. Es unos de los sitios más conocidos de Sevilla, en Triana al parecer se estableció la Inquisición en el Castillo de San Jorge — ella asiente, maravillada por el dato—, pero luego lo derribaron pa' hacer ahí el mercao' — la castaña aprieta sus labios y observa el reflejo de las lámparas en el canal, el suave sonido del agua fluyendo calma el cuerpo de Julieta—. ¿Seguimos? — la chica asiente acercándose a él de nuevo, Sema se arrepiente al momento de no haber hecho una fotografía de aquel momento.

— ¿Qué es lo que más te gusta de vivir aquí? — pregunta, él la observa entrecerrando los ojos.

— ¿Quieres que te venda mi tierra? Porque mira que no tendremos Macba, pero sí hay cosillas — la chica baja la cabeza riendo, se quita una de las tiras de la mascarilla e inspira profundamente.

— Dime porqué aquí y no en Madrid — sus ojos oscuros chocan contra la mirada intensa del andaluz, ella sonríe—. Te lo he puesto difícil, eh — dobla la mascarilla al ver lo vacías que se encuentran las calles.

— Me lo has puesto más fácil de lo que crees — extiende los brazos y sonríe, baja la mascarilla para dejarla a la vista, un retortijón se hace presente en el cuerpo de Julieta—. En Madrid no tienes un puente de Triana, ni una torre del oro — señala hacia la estructura que lo ilumina completamente, pero ella es incapaz de dejar de verlo—, ni siquiera podrías ir sin mascarilla a estas horas porque sigue habiendo demasiada gente, ¿o quieres que te recuerde la escapada? — Julieta ríe, sus ojos se entrecierran provocando ternura al andaluz, el cual se muerde el interior de la mejilla observando con atención la forma en la que ella mordisquea sus labios.

Tocar el Cielo · Sweet PainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora