PRÓLOGO

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La pesadilla de Alizah empezaba más o menos asi:

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La pesadilla de Alizah empezaba más o menos asi:

Ella estaba entre el público de una presentación de magia, o al menos eso era lo que parecía, veía el escenario con unas oscuras cortinas purpura y varias lentejuelas simulando a estrellas, el auditorio estaba por completo en silencio hasta que la voz de una mujer llenó el lugar.

—Una vez cada doscientos años...— la voz de mujer se oía calmada y suave —tal vez quinientos, o mil desde la última era, se levanta entre todos un mago excepcional, con sangre mágica real de un legado inigualable.

En el escenario hubo chispas y el humo lo llenó para mostrar unos pedestales con objetos diferentes sobre estos.

—Este ser mágico será capaz de completar las pruebas de Hecate, actos de magia avanzada, presentate ante nosotros, completa las pruebas o muere en el intento.

Las cortinas púrpura se abrieron de par en par dejando ver detrás de este a un joven que traía el típico traje de mago, con un chaleco negro y sombrero de copa, aunque junto a eso un antifaz plateado. Se acercó al primer pedestal que tenía un candelabro encendido, hizo un gesto con sus manos y el candelabro comenzó a flotar, al instante el auditorio se llenó de aplausos.

—La primera prueba, telekinesis— se escuchó a la mujer nuevamente —control de la materia por medio de la mente.

El joven mago caminó al segundo pedestal habiendo ahí una antorcha apagada, puso sus manos a los costados de la misma y en la antorcha una llama negra se encendió, el mago hizo una reverencia agradeciendo los aplausos cruzando miradas con Alizah.

—Piroquinesis oscura— dijo la mujer —la capacidad de invocar las llamas del inframundo.

El mago caminó al tercer pedestal sin apartar la vista de Alizah, allí había una pequeña moneda de plata, la moneda flotó frente a él y comenzó a girar en el aire, la hoja se extendió y cambio de forma a una daga.

—¡Transmutación!— la emoción en la voz de la mujer llamó a los aplausos del público —La capacidad de cambiar la naturaleza de las cosas.

El mago sostuvo la daga en sus manos y sin dudar lo arrojó en dirección de Alizah, la chica se asustó encogiéndose en su lugar esquivando la daga por poco, el auditorio se llenó de pánico y ella aprovechó en salir corriendo para escapar, pues a pesar del caos de personas corriendo, cada que volteaba ese mago no despegaba su vista de ella.

Poco despues de salir ella estaba corriendo lo mas rápido que podía por un callejón oscuro y sucio, cada cierto tiempo se dedicaba a mirar voltear la mirada para ver que había detrás de ella, como si estuviera escapando de algo, o más bien de alguien. Dio vuelta a su derecha y tropezó con algún escalón cayendo al suelo, volteó nuevamente su mirada detrás de ella y por fin pudo ver aquello que la perseguía, se le hizo un poco similar a un espectro, como un fantasma cubierto de una capa negra, que tenía pequeñas chispas que brillaban, como si gliter cubriera la negrura de la capa, emitía una especie de aura negra y con solo tenerlo cerca una gran oleada de pánico comenzaba a nublar su mente, aquel ser causaba en ella un gran miedo.

Gritó al ver que ese ente estaba más cerca de ella, se levantó lo más rápido que pudo mientras volvía a correr para alejarse, pero no importaba por cuantos callejones escapara, ni cuan rápido intentara correr, eso terminaba por alcanzarla siempre.

Sus pies resbalaron fuera de un callejón y al alzar la vista vio un teatro que no podía reconocer, estaba algo demacrado y descuidado, su pintura se veía desgastada, las ventanas estaban rotas y había tablones de madera tirados en frente, al analizarlo un poco más vio un letrero de madera algo demacrado encima del teatro que decía:

"Función Especial: La Señora de la Noche"

Escuchó al espectro otra vez detrás de ella y sin pensarlo corrió hacia aquel teatro, buscó en la parte de atrás una puerta que tenía una cerradura electrónica, ingresó un código y entró por ella, la habitación tenía el aspecto de una bodega llena de cajas de cartón por todo lado, apenas cruzó la puerta esta se cerró detrás de ella, sintió unos golpes fuertes en la puerta y retrocedió lentamente mientras entraba en otra habitación, dentro todo estaba oscuro, no podía ver nada, la puerta se cerró de forma abrupta, extendió sus manos intentando buscar entre la oscuridad algo a lo que aferrarse, algo que le diera un poco de seguridad.

»Despierta, no es seguro...

En medio del sueño pudo escuchar la voz de una mujer que parecía murmurar en su oido. Una dulce voz que sonaba muy tranquilizante en ese momento.

»Despierta...

»Despierta, Alizah

»¡Despierta!

—¡Despierta!— un grito le hizo abrir los ojos de golpe, su madre estaba al costado de su cama mirandola con preocupación. —Alizah ¿estás bien?

Parpadeó un tanto confundida y se frotó los ojos, aun tenía algo de sueño, pero al ver como el sol se colaba por su ventana supo que ya no podría volver a dormir, se quedó viendo por la ventana, recordando cada detalle de la pesadilla que se había estado repetiendo durante toda la semana.

—Alizah...— su madre empujó su hombro llamándola, sacándola de sus pensamientos —¿Todo bien? ¿Tuviste una pesadilla de nuevo?

—Si...— murmuró dejándose caer de golpe sobre su almohada y cubriendo su rostro. —a este paso terminaré con ojeras.

—Uy... ¿Te enseñó como cubrirlas con maquillaje?— le ofreció su mamá mientras pasaba sus dedos por el suave cabello castaño y lleno de rizos de Alizah para tranquilizarla un poco.

—¡Olvídalo!— resopló indignada negando con la cabeza —Tomaré muchas siestas, no me llevo bien con el maquillaje.— volvió a levantarse y respiró profundamente, pasó sus manos por su rostro y sonrió antes de levantarse de la cama.

—Hey ¿a dónde vas?

Ignoró lo que le dijo su madre y fue a su escritorio, abrió el cerrojo de uno de lo cajones y sacó lo que parecía una vieja libreta, tomó uno de los lapiceros mientras buscaba la siguiente página que estaba en blanco para comenzar a escribir en ella.

"Martes, 12 de agosto de 2015.

La pesadilla se volvió a repetir, es el quinto día consecutivo."

Suspiró dejando el lapicero a un costado pasando varias hojas hasta llegar a la primera del diario, un diário que había conservado desde que era niña.

Había tenido esos sueños extraños desde que tenía 7 años y por un consejo de su madre se le hizo la costumbre anotarlos en su diario, ahora que tenía 15 años esa costumbre no se había perdido en ningún momento.

"19 de Agosto de 2007.

Había un chico, de cabello negro algo azulado, tenía una profunda mirada azul llena de odio pero también tristeza, parecía estar en una ciudad antigua, Atenas quizá, lanzaba fuego de las manos y algo de hielo, mató a muchas personas y dejó todo en ruinas."

Luego de leer el primer sueño cerró el diario intentando alejar todas aquellas imágenes de su cabeza, tal como lo hizo toda esa semana, concentrándose en ese día y todo lo que tenía planeado.

—¿De nuevo eso?— su madre se acercó a ver su diario.

—Si, siguen pasando y creo que cada vez son mas extrañas...

—Olvidalo pequeña— su madre besó su frente para calmarla y se dirigió a la puerta —Alístate y baja a desayunar en media hora.

Alizah esperaba, en serio esperaba, que todas esas pesadillas terminaran en algún momento.

El Pacto de la Noche || Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora