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En medio de la noche me levanté de la nada algo exaltado, suspiré y volví a acomodarme para dormir, pero una voz ronca me hizo sobresaltar de nuevo.

—es una broma, ¿No?

—¡¿Qué carajos?!— grité en un susurro consciente de la hora y de que mis padres tomarían a primera hora del día un vuelo de negocios.

—es broma... ¿No?— volvió a preguntar, su voz se volvió más gruesa y en medio de la oscuridad pude ver un destello de rojo.

—¿De qué hablas?— pregunté confundido.

—él— lo dijo con tanta molestia y desprecio que mi lobo se puso atento ante cualquier indicio de peligro— ¿Él es tu pareja?

—si— le respondí tan seguro que por poco y me lo creía, aunque mi lobo seguía en posición de defensa.

Y por instinto retrocedí cuando soltó un gruñido de autoridad, la respuesta que le di no le gustaba y se empezó a acercar con pasos agigantados y pesados.

—no puedes estar con él— escupió.

—¿Por qué carajos no?— le desafíe aunque sabía que probablemente no debía hacerlo.

—porque lo ordeno yo

—¿Y crees que me importa tus aires de posesividad y que quieras a todos en tu cama? No, no lo creo, no voy a dejar que me lo quites, porque es mi pareja.

Probablemente no debí haber dicho eso, porque al instante mi mandíbula era fuertemente tomada por una de sus manos y nuestras caras quedaron a centímetros, la sensación de horror y miedo de que algo similar volviera a pasar me revolvió el estómago.

—he dicho, no-quiero-verte-cerca-de-él.

Sentí un sutil roce en nuestros labios antes de que abandonara la habitación.

Tan pronto como la puerta de mi habitación se cerró un escalofrío llegó a mi por toda mi espina dorsal, es un maldito lunático. Definitivamente está loco.

No pude pegar el ojo en lo que quedó de la noche.

A la mañana siguiente estaba más jodido que de costumbre, las bolsas abajo de mis ojos se notaban aún más y sentía mis ojos querer cerrarse cada tanto pero los volvía a abrir de golpe al darme cuenta que me dormía.

—¿Qué te pasa?— preguntó Dante desde el otro lado del comedor.

—¿A qué te refieres?— pude decir entre bostezos.

—que ayer parecía que hubieras podido morir y aún así tuvieras una sonrisa de oreja a oreja y ahora parece que te arrolló un tren. Y te dejó hecho mierda.

—no tuve un buen sueño— dije con el ceño fruncido e irritado.

Hubo un silencio en el que Dante parecía dudar si decir lo que rondaba por su cabeza, y al final decidió que era mejor hablar.

—se que piensas que será como otras veces, pero estoy seguro que no será así, podía verlo en su mirada.

—¿A qué te refieres?— preguntó una tercera voz desde la entrada

Un silencio se hizo presente por unos segundos.

—a que ese Beta parece realmente interesado en Ethan y no desvía su mirada para ningún otro.

La gran diferencia entre un Dominante y un recesivo es muy clara, un buen ejemplo es ahora cuando Cassian gruñó con enojo (y últimamente ha estado gruñendo mucho) y Dante solo lo miró mal y yo sentí que mi lobo escondía la cola. Carajo.

Entre Dominantes se soportan, aunque claro los Alfas siempre son los más fuertes y eso, cosas de jerarquía.

—cuanto te molesta que un Beta no te mire como todos, ni que deje a su pareja para lanzarse a ti, pero ya tenía que llegar el momento en el que no podrías tener a todos— le dijo con saña, yo no hubiera podido retarlo ni decirle eso, pero al menos agradecía que Dante se ponga de mi lado.

—yo puedo tener a quien quiera, y si yo quiero lo puedo tener a él, porque es mío.

Y fui ahí cuando me enojé, ¿Cómo se atreve a decir que es de él? Ni siquiera lo conoce, jamás ha interactuado con él pero solo vio que ahora es mi novio y ya es de él, carajo este maldito idiota si que tiene unos aires de grandeza, que ni él se soporta.

Salí de atrás de Dante dónde me había alejado de la discusión y me planté frente a él para dar cara por mi “novio”, obvio no es mi novio pero eso no quita que no lo pueda defender.

—¿Qué te pasa bastardo? No es tuyo, es mi novio y merece respeto, no es un maldito objeto. Ni siquiera sabes su maldito nombre, ¿Quién mierda te crees para decir que es tuyo?

—Mío— fue lo último que dijo antes de irse de nuevo, sus ojos eran color escarlata por lo que significaba que su lobo había hablado, incluso ese saco de pulgas decía que era suyo, son el uno para el otro, un par de idiotas.

Y por un momento, al ver esos ojos me llevaron a ese día, en qué lo último que vi antes de desmayarme por el dolor en mi trasero fueron esos ojos brillando entre la oscuridad de mi habitación. Un escalofrío me recorrió y decidí mejor irme antes que mis hermanos, igual ya había acordado con Koran encontrarnos antes de las clases.

El frío de la mañana golpeó mi cara con fuerza, empecé a caminar mientras agradecía haber traído un hoddie porque si no, estuviera muriendo de frío.

Al llegar al punto de encuentro lo vi sentado en una banca, era un parque que estaba cerca de la escuela, este parque era considerado muy hermoso pues estaba rodeado de un bosque. Él estaba mirando el bosque, y todo parecía tener brillo que combinaba con él.

—hola— dije apenas me senté a su lado.

—hola— me saludó desviando su mirada a mí mientras me sonreía— ¿Cómo te fue ayer después de que me dejaste en mi casa?

—mis padres me felicitaron de nuevo, mi hermano menor también.

—¿Y tú hermano mayor?

—¿Qué pasa con él?— sentí miedo que me preguntara por él, muchas veces terminaba con mis parejas yéndose con Cassian.

Janneth.

Brothers Love (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora