𝑀̲ ❟ final﹗

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El aliento se escapó de mis pulmones y mi pecho presionó con fuerza dentro de mí; mis manos estaban pegajosas y mi camisa blanca empapada

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El aliento se escapó de mis pulmones y mi pecho presionó con fuerza dentro de mí; mis manos estaban pegajosas y mi camisa blanca empapada.

Bajé la mirada un segundo y con el flash, enfoqué la camisa y una de mis manos.
Estaban teñidas de rojo, estaban cubiertas de sangre.

Nuevamente, subí la mirada para observar de segunda cuenta, el cuerpo sin vida de Jungkook a escasos centímetros de mí.

Bajo los efectos del terror, impresión, miedo y shock, seguí el rastro de sangre hasta no muy lejos del cuerpo inerte de mi hermano.
Allí, cerca del gran sillón blanco, se mostraba el cuerpo sin vida de mamá; su vientre estaba abierto, sus órganos fuera de su lugar y su rostro desfigurado.

La sangre bañaba la sala.

Fué entonces que, en lo pronto que mi celular tocó el rojo suelo, grité con fuerza sintiendo mi garganta desgarrarse y arder.

Mis gritos por ayuda, me impedían escuchar nada más; mis lamentos eran mucho más fuertes que cualquier tormenta que pudiera azotar la ciudad.

Creí que mis cuerdas vocales se romperían, creí que estaba dentro de un mal sueño y que de éste infierno, jamás escaparía.

Así como me sentí a punto de morir junto a los cuerpos frente a mí, una gran mano tapó mi boca.
Fuí sujetado con fuerza desde atrás y arrastrado bruscamente hacia arriba.

Pataleé e intenté defenderme pero mi débil cuerpo no ayudaba y aún menos, mi lastimada voz. No podría pedir ayuda, nadie me escucharía; ésta desafortunada tormenta, era mi perdición.

—Shhh.

Siendo llevado por los pasillos y encerrado en la habitación, peleé por última vez contra mi atacante intentando ser liberado.

—Hoseok, cálmate.

Ésa voz.

Forcejeé ante el agarre del fornido brazo sosteniéndome.

—Hoseok, soy papá. Tranquilízate.

Papá.

Me detuve y analicé su voz, era realmente papá.

Su brazo deshizo el agarre y quitó su mano de mi boca, me giré al instante.

Aún bajo la penumbra de la oscuridad y la escasa luz ingresante de la noche, identifiqué su rostro.
Me lancé a él y lo abracé con fuerza sollozando en su pecho.

—Papá estás bien. Jungkook y mamá, ellos están-
...—Fuí silenciado por el mayor.

—Lo sé, ven rápido, debemos escondernos.

Aún con su característica frialdad y autocontrol sobre sí, nos llevó dentro del espacioso armario repleto de sacos y camisas.

Cayendo en cuenta correctamente de donde estábamos, noté que era el cuarto de papá.

—¿Cuándo llegaste? ¿Encontraste o viste al asesino? —Mi voz era ronca, dolía al hablar.

Limpié mis lágrimas e ingresé al interior junto a papá, éste me abrazó por detrás intentando que ambos queparamos dentro y cerró la puerta dejándonos en absoluta oscuridad.

—Todo estará bien, aquí estaremos a salvo; ¿Llamaste a la policía? —Entonces desvió la conversación para evitar mi creciente ansiedad.

Asentí.

Es cierto, papá está aquí, ambos seguimos con vida aún, ésto no ha terminado.

Soy un idiota, papá pudo haber llegado y luego escondido mientras que yo, tuve mi ataque justo en medio del lugar, Agust D pudo habernos encontrado por mis gritos de no ser por la ayuda de papá.
Nos delaté, él podría estar buscándonos justo ahora.

Soy un cobarde y un inútil, sigo decepcionandolo una y otra vez.

Volví a sollozar en silencio.

—Hoseok, te prometo que estarás bien, nada te pasará. La policía llegará pronto. —Su grave y calmada voz logró tranquilizarme un poco, sonaba seguro.

—Papá, tenía mucho miedo, estaba preocupado por tí, temía que algo malo te ocurriese si llegabas hasta aquí, por éso yo, por éso-...

—Shhh, lo sé. Eres mi preciado tesoro, jamás permitiría que algo me ocurriese, éso significaría separarme de ti y dejarte sin protección, jamás pasará mientras yo viva —Sus brazos me rodearon con fuerza—. Papá siempre estará contigo.

Sonreí bajo mis cálidas lágrimas descendiendo sin consuelo e intenté mantener la calma una vez más.

Papá aún me amaba, él aún me quería.

¡Bam! ¡Bam!

Estruendosos golpes sonaron contra la puerta que parecía ser de abajo.

Mi corazón retomó su irregular latir y mi respiración volvió a fallar. ¿Dónde está la policía? ¿Aún no llegaban?

—Tengo mucho miedo. —Lloré bajo la protección de su cálido abrazo.

—Dime la razón.

Es cierto que papá era mi mayor preocupación pero, aún no quería morir; yo necesitaba más tiempo, necesito tiempo.
Aún no obtuve suficientes recuerdos de papá y yo, si muero aquí, éso significa que jamás podré verlo de nuevo, jamás podré estar junto a papá.

¡Bam! ¡Bam! ¡Bam!

La puerta de la planta baja fué derribada.

—No quiero morir, no quiero que Agust D me mate.

El silencio del mayor me permitió escuchar los numerosos pasos bajo la sala principal y voces poco claras junto al sonido de sirenas sonando desde fuera.

—¿Por qué mataría a mi propio hijo?

—¿Por qué mataría a mi propio hijo?

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