ャ ִֶָ hoseok padece de hibristofilia. ʾ
─┈ ⊹hibristofilia ;; excitación hacia
los criminales.
cuenta con epílogo y una continuación.
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advertencia +18 | violencia | incesto
—Podrás superarlo, todo mejorará mientras camines paso a paso bajo tu propio ritmo; no desesperes. —El psicólogo cerró la carpeta frente a mí y se colocó de pié despidiéndose amablemente.
Reverencié al adverso y lo despedí.
Acaricié mi brazo izquierdo en contención mientras tomaba asiento en la cama y suspiré. Las visitas del señor Choi eran regulares cada Martes; papá quería asegurarse de que intentara olvidar y superar la muerte de mi hermano y mamá.
Aún no lograba comprender, ¿Por qué tomó ésa decisión? ¿Por qué los mató? Aún me sentía impotente a la variedad de cosas que no lograba entender.
¿Por qué me mantenía a su lado aún cuando era inútil a éste punto? ¿Qué me salvó de morir en lugar de Jungkook quien era mejor que yo?
—Hijo.
Miré a su dirección.
Papá estaba apoyado en el marco de la puerta con una gran bandeja de postres en sus manos. Mi boca se deshizo ante la deliciosa vista pero me negué a desubicarme; no lograba asociar a mi padre con el tan enigmático asesino que desee con anhelo conocer algún día.
Agust D, estuvo siempre frente a mí y nunca lo sospeché.
—¿No estás enfadado conmigo? —Bajé la cabeza sintiéndome inseguro respecto a lo que sentía.
El mayor tomó su lugar dentro y a mi lado, dejando a un lado de la cama, la bandeja con dulces postres y sujetó con una mano mi mentón para que lo mirase.
—Fuí yo quien te encerró en ésta gran casa y sin embargo tú, mi querido hijo, te preocupas por cómo me siento. ¿No me temes? —Sus ojos desnudaron mi alma, me sentí atrapado.
¿No le temía? ¿No temía del asesino que masacró innumerables familias e incluso, mató integrantes de la propia?
Negué.
Mis ojos bajaron desde su mirada hasta descender a sus abultados y rosados labios.
La noche del asesinato de los Hee, papá siempre estuvo allí, siempre supo que era yo quien visitaba las escenas luego de que la policía se marchara. Aún cuando papá me advertía cada día estar antes de las doce en casa, yo me escabullía como una rata hasta el lugar donde los catastróficos eventos ocurrían. Sin saber y notar, que papá me observaba desde la oscuridad; desde un principio, papá jugó un poco conmigo intentando asustarme e incluso dejando aquél papel.
