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Tenía calor, estaba exhausto, no podía respirar

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Tenía calor, estaba exhausto, no podía respirar.
Sentía mi cabeza volar, una pluma esperando caer al suelo; no podía soportarlo.

De pronto, una ráfaga de placer abundó para mis cinco sentidos completamente adormecidos, podía notar el placer y dolor aún si no lo entendía.

Me siento bien, ¿Por qué tengo ésta sensación?

Casi dejado al sentir, abrí con pesar mis ojos.

Sin control alguno, mi visión cedió al vislumbre de una habitación poco iluminada y una fuerte ceguera momentánea.
Estaba completamente mareado.

Devolví la vista delante de mí y lo primero que recibí, fué el cuerpo de papá sobre mí.
Lento, observé mi propio cuerpo, éste se movía con leve al son del cuerpo contrario.

El aire se escapó de mi boca, pude notarlo, estaba teniendo sexo con papá y aún bajo mi afectado estado, supe que él me había drogado.

Una tibia lágrima descendió por mi mejilla.

Golpeaba con fuerza la puerta del estudio de papá

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Golpeaba con fuerza la puerta del estudio de papá.
Aquél sentimiento de traición e incertidumbre había tocado mi corazón y apretujado hasta sentirlo doler.

—¡¿Por qué me hiciste ésto?! ¡Papá, abre la puerta! —Mis lágrimas no pararían, mi rostro se sentía seco aún si estaba humedecido—. ¿Cómo pudiste hacerme algo así? Yo confiaba en tí, te dije todo lo que sentía y te burlaste de mí. En realidad lo sabías todo desde un inicio, ¿No es cierto? Papá, ¿Por qué? —Me senté en el suelo y lloré.

De pronto, volví a mi dolorosa infancia, llorando por mamá a quien no podía recordar; papá desde entonces se había vuelto mucho más frío y distante conmigo, siempre creí que me despreciaba, que no cumplía sus expectativas como hijo y que por tal razón, trajo a Jungkook consigo y así, reemplazar mi inutilidad con inteligencia.
¿Todo éste tiempo estuve equivocado?

¿Papá jamás estaría orgulloso de mí?

Me levanté y me dirigí a la sala casi arrastrando mis pies; me debatía qué era lo correcto, ¿Debía sólo marcharme y no ser una vergüenza para papá o permanecer e intentarlo aún más? Estaba agotado, era como si nada fuera suficiente para él.
Pero luego, recordaba la noche anterior, papá había estado utilizando drogas en mí y hasta quizás, tal vez no sólo abusó de mí en una única ocasión, de lo contrario, ¿Por qué mi cuerpo siempre estaba adolorido?

Inconscientemente, mis manos temblaban de la ansiedad y mi cabeza comenzaba a doler, ¿Qué debo hacer?

Me encaminé hacia la puerta de salida, me detuve enfrente, y luego de pensarlo unos cuantos segundos, intenté abrirla. No pude.

Estaba bajo llave.

Forcejeé contra ésta un poco más y me rendí tras el respirar detrás de mí.

—¿Qué haces, Hoseok? ¿Intentas huir?

Me detuve un momento, quité mis manos de la manija y respiré hondo; debía estar tranquilo. Me giré.

—Papá, yo —Aguardé al notar la cercanía del mayor hacia mí y el acariciar de su mano en mi mejilla—, no estaba intentando huir. Sólo pensé que lo mejor sería marcharme y no ser una molestia para tí. —Expliqué manteniendo cabizbajo.

Escuché la leve risa del contrario y el chasquido saliendo de su boca.

—Luego de lo que ocurrió anoche y hace un momento frente a mi estudio, ¿Mantienes tus prioridades en mí? —Asentí, me sentía fatal, me sentía bastante mal pero jamás sería egoísta si se tratase de papá—. Oh, mi dulce niño, tienes un corazón tan bondadoso.

Poco a poco sentía mi malestar esfumarse con sus palabras.

—Lo que hice fué tan malo, nunca quise hacerte daño, eres mi preciado niño; fué mi culpa, no debí tomar enserio tus palabras aquella noche. Lo siento, Hoseok. Me he equivocado, tal vez no soy un buen padre para tí.

Con cada una de sus declaraciones, me sentía angustiado; ¿Aquélla noche? ¿Por qué papá estaba diciendo todo éso? Pero es cierto, sí, él me drogó y abusó de mí.

—Papá, yo-...

—Hijo, lo siento tanto, soy un muy mal padre. ¿Cómo pude hacerte algo así? —Sus brazos me rodearon con fuerza.

Abusó de mí.

Me drogó.

Mató a Jungkook.

Mató a mi madrastra.

Él es un asesino.

—Debes odiarme, lo comprenderé si lo haces, lo merezco.

Mis manos correspondieron a su abrazo por su cuenta rodeando su cuello.
Pronto, sentía sus labios rozar la piel de mi cuello y el suave respirar que mantenía el mayor.

—Todo es mi culpa.

Papá seguía maldiciendose a sí mismo y tomando todo lo negativo. Me devasté con aquello, jamás lo había escuchado reconocer un error, jamás lo había visto así; ésto no está bien.

—Papá, basta, no es tu culpa. Fuí yo quien aceptó todo ésto, todo comenzó por mí.

Sí, es cierto, nada de ésto es por él, yo atraje todo lo que me sucedió porque así lo quise; ¿Cómo es que soy tan idiota para hacer que papá se sintiera así?

—¿Hablas enserio? —Aunque no podía verlo, sentía que una sonrisa se había formado en su rostro.

Asentí.

—Jamás te odiaría, papá. Eres lo único que tengo y que me queda.

El contrario se separo de mi cuello y plantó un pequeño beso en mi frente. Me apoyó contra la puerta tras de mí y alzó mi rostro por mi mentón.

—Eres tan dulce, Hobi —Susurró sobre mis labios y me besó de manera corta—. ¿Amas a papá? —A centímetros, devoró mi alma a través de sus oscuros y profundos ojos.

—Te amo, papá.

Éste relamió sus labios y volvió a besarme.

Jadeé ante el embriagante sabor y permití el paso de su experta lengua al interior de mi boca.
Las manos de papá me sostuvieron de la cintura y me atraían a él moviéndome en un vaivén tras el roce de nuestros miembros.

Todo había quedado atrás, papá era lo más importante en mi vida, no me alejaría de él. Sin importar lo que hiciera, no volvería a ser egoísta, sólo debía quedarme a su lado y hacerlo feliz.

—Bebé. —Se separó.

—¿Sí? —Contesté con el rojo pintado en mis mejillas.

—Arrodillate.

—Arrodillate

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