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Eli pov:

Mi celular estaba vibrando, no fue necesario ver el nombre para saber quién era.

Y como las últimas dos veces, no contesté.

Suspiré y empecé a guardar algunos comics. Había algo dentro de mi que pedía que parara. Que no podía hacer eso.

Pero decidí ignorar esa vocecita. Tenía que cambiar. No podía seguir siendo un perdedor.

Me detuve frente al comic que Alia me había dado. ¿Lo tenía que guardar? ¿o lo mantenía a simple vista?

Luego podría decidirlo.

La puerta de mi habitación se abrió, dejando ver a mi mamá.

—¿Eli? ¿Qué estas haciendo?—mamá iba vestida con ropa de salir, probablemente tenía una reunión de negocios o algo por el estilo.

—Solo estoy ordenando mi cuarto mamá.

Me miró por algunos segundos y suspiró.

—Bien. Iré a un viaje de trabajo, regresaré en unos días. Cuídate Eli.

Asentí y mi mamá no dejaba de verme. Al final me rendí y me acerqué a ella para darle un beso en la mejilla.

Cuando escuché que salía de la casa, tomé mi celular y tenía unos pocos mensajes de Alia, que me preguntaba si estaba bien, el último mensaje era una invitación a ir a su casa para ver una película.

Estaba seguro que ella pensaba que estaría molesto con ella... pero no era así. No. De hecho, agradecí que no dijera nada en medio de todo el alboroto con el sensei.

Metí todos mis suéteres es una caja de cartón, luego vería que haría con eso. La mayor parte de mi armario constaba en suéteres y pantalones, tenía como máximo, tres camisas de manga corta.

Decidí ponerme una de esas y un short. Al mirarme al espejo, pude recordar por que usaba suéteres la mayor parte del tiempo, eran por las pequeñas cicatrices que me habían quedado luego de empezar a cortarme.

Era un epoca mala en ese entonces, pero dejé de hacerlo cuando Alia lo vio. Ella no me dijo nada la primera vez, pero he de admitir que sentí vergüenza. Días después saqué el tema y ella no parecía molesta, en lugar de eso, parecía que me entendía.

Algo que adoraba de ella es que nunca juzgaba nada sin saber todos los hechos completos.

Tomé mi celular y mi mochila, y bajé a la cocina, donde tomé una caja de wafles de la nevera. Sabía que Derek estaría ahí, así que mejor para poder estrechar lazos.

Y tomé camino a la casa de Alia. Ya no me sentía nervioso —o al menos, no tan nervioso como cuando fui a besarla —, me sentía relajado. Como si fuera otra persona.

No me tomó más de diez minutos llegar, antes de tocar el timbre, me arreglé un poco el cabello, quizá debería hacerme algo en el pelo.

Llamé a la puerta.

Nada.

No pasaba nada.

Esperé unos minutos más y volví a tocar.

Esta vez sí se abrió la puerta, aunque no salió la persona que yo esperaba. En su lugar, salió Derek, que iba con un pijama de perros.

Pero su sonrisa se convirtió en una sonrisa pícara, como si se planteara algo... malo.

Oh no.

—Hola Derek —Fue lo único que logré decir, el me seguía viendo con esa sonrisa pícara y se hizo a un lado para dejarme pasar.

¿Que Es Esto? /Eli Moskowitz/ Halcón ¡Pausada!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora