𝐱𝐢. 𝐯𝐚𝐠𝐨́𝐧 𝐧𝐮́𝐦𝐞𝐫𝐨 𝐈𝐈

14.6K 674 65
                                    

𝐚𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚: ninguna

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

𝐚𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚: ninguna

𝐚𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚: ninguna

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Revisaste la hora en tu reloj por segunda vez, faltaban diez minutos para que el tren pasara y tu apenas salias del trabajo.

No podías demorarte, bueno, no querías hacerlo y la razón no era que fuera el último que pasara en el día ni nada similar.

Parecería absurdo pero... era un chico.
Porque claro, es común enamorarse en el transporte público.

Hace unas semanas lo viste por primera vez cuando te dirigidas al trabajo, mejor dicho, te fijaste en él, la mayoría del tiempo estabas distraída y pudiste haberlo visto un par de veces pero lo ignoraste como a las demás personas que se encontraban en la estación.

Pero ese día fue diferente, estabas sentada frente a él leyendo un libro, porque era lo más importante. Lo que llamó tu atención fue que estaba tarareando tu canción favorita, y obviamente fue imposible no levantar la vista hacia dónde provenía la melodía que tanto repetias día tras día sin cansarte de escucharla.

Lo miraste fijamente, sus labios entreabiertos, su mirada perdida en su teléfono, su cabello no tan peinado pero tampoco desordenado y sus mejillas levemente rojas. No pudiste ver sus ojos hasta que despegó su vista del teléfono y su mirada se cruzó con la tuya.

Sentiste cómo dejaste de respirar y rápidamente regresaste tu mirada a tu libro aunque ya no podrías enfocarte en la lectura, estabas completamente roja y apenada. Casi te pasas tu parada, pero como pudiste te levantaste evitando mirarlo y bajaste del tren.

Desde ese día te prohibiste tomar el tren a otras horas, porque extrañamente coincidían en los dos trenes, habían vuelto a cruzar miradas un par de veces.

Estás cansada pero orgullosa de haber llegado a tiempo, justo cuando el tren abría sus puertas, entraste y lo viste en el mismo lugar de siempre, pero hoy sería diferente.

Avanzaste hasta él y te sentaste a su lado, te acomodaste y abriste tu libro para continuar tu lectura donde lo habías dejado. O fingir que lo hacías porque preferías intentar leerlo a él.

— Llevas una semana en esa misma parte — brinque un poco del susto





— Llevas una semana en esa misma parte — brinque un poco del susto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬; kit connor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora