𝐱𝐯. 𝐯𝐚𝐠𝐨́𝐧 𝐧𝐮́𝐦𝐞𝐫𝐨 𝐈𝐈

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𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐈𝐈𝐚𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚: ninguna

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𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐈𝐈
𝐚𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚: ninguna

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— Llevas una semana en esa misma parte — brincaste un poco del susto

—¿Me hablas a mi? — preguntaste insegura y nerviosa de haber oído mal pues no te miraba

— Si — giro su vista hacia la tuya y juraste derretirte ante su mirada, ya la habías visto antes pero no de esta manera, no era intensa, no sabías como definirla pero esos ojos color avellana trataban de buscar algo en los tuyos, agradeciste estar sentada, si no fuera por eso no hubieras podido mantenerte en tu lugar

— Soy lenta para leer  — lograste decir cuando saliste de tu pequeño trance mirando su rostro, ¿enserio habías dicho eso?

— ¿Estás segura? — asentiste rápidamente — ¿No es porque algo te distrae?... ¿O alguien? — 

Querías desaparecer, salir corriendo del vagón aunque esa no fuera tu estación de tren, pero no podías, tus piernas no se movían, nada de ti se movía, ni siquiera sabías como habías podido hablar, o al menos sin tartamudear porque roja ya estabas; sabías a lo que se referia al ver su cara.

— Si, quizá, tengo muchas cosas en mente — quisiste disimular un poco, obviamente no dirías que él era la causa de tu distracción aunque ya lo supiera

—¿Puedo? — estiró un poco su mano, sin dudarlo mucho le entregaste tu libro, obsevaste como leía la sinopsis más avergonzada de lo que ya estabas, trataste de descifrar su rostro y no pudiste evitar pensar¿pensaría que eres patética por leer novelas románticas y clichés?

Sonrió de lado mientras te devolvia el libro — Por cierto, me llamo Kit — su nombre resonó una y otra vez en tu mente como si lo estuvieras admirando

Dijiste tu nombre con confianza, o al menos lo intentaste y estrechaste tu mano con la de él

Estabas tan emocionada y al mismo tiempo distraída que no notaste que ya tenías que bajarte del tren hasta que el te dijo tratando de no reír.

Tomaste tus cosas y te despediste mientras tus mejillas se tornaban rojas por la pena que no habías dejado de sentir en todo el camino.

Al salir viste que algo sobresalía de una de las páginas del libro, no era el separador, sacaste el papel dudosa y pudiste ver diez dígitos escritos y aún lado una pequeña carita feliz, lo que te hizo no dejar de sonreír.




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𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬; kit connor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora