Invitación

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Carla Rosón Caleruega volvía a su lujoso apartamento. Al abrir la puerta rápidamente un pequeño niño de 5 años corrió hacia ella y la abrazó con una tierna fuerza.

-¡Mami!-grita con alegría el pequeño Ignacio. Carla se agacha hasta quedar a la altura de su hijo y lo abraza.

-¡Hola mi rey hermoso!-dice la rubia con mucha alegría.

En ese momento también apareció Alicia, la niñera de Ignacio. Quien sonríe ante la tierna escena que está mirando. La vista de Alicia confunde a la joven empresaria, el padre del niño ya debería estar aquí con su hijo y la pobre niñera ya tendría que haberse ido.

-Alicia-dijo Carla-¿Por qué sigues aquí?

-El señor Polo aún no ha llegado y no podía dejar a Ignacio solo.

Carla sentía vergüenza que su novio fuese tan irresponsable con su hijo. Le prometió llegar temprano para estar con su hijo y que Alicia pudiese irse al horario que le correspondía.

-Lo siento mucho Alicia-dijo Carla apenada-realmente te lo agradezco.

-No hay problema señora Carla-dijo Alicia-Nos vemos mañana.

Ignacio le enseñaba los dibujos que había hecho durante esa tarde. Carla notó que cuando dibujaba a la familia la figura del padre siempre estaba más alejado de la madre y el niño.

Mientras a su lado su hijo veía una película animada que ya había visto muchas veces antes Carla miraba su teléfono y vio que tenía un mail de Las Encinas. ¿Qué podían querer con ella? Ya fueron 10 años desde que Carla y Polo habían terminado su educación en ese colegio. Abrió en mail:

"Queda usted cordialmente invitado a la reunión anual del colegio Las Encinas en donde la institución invita a sus graduados, 10 años después, a reunirse con sus viejos compañeros a un agradable encuentro..."

Carla no terminó de leer. ¿Una reunión? No le molestaba ver a sus viejos compañeros. Seguía en contacto, además de Polo, con Lu, Guzmán y Marina y en menor medida con Ander.

Samuel seguía en Londres. Eso la entristecía y a la vez la aliviaba.


Ander ya sabía de la invitación. Su madre aún era la directora de Las Encinas. Aun así le llego la invitación por medio de su correo electrónico como todos los demás. No había mantenido contacto con todos sus compañeros una vez que inició la universidad y deseaba saber que fue de ellos, especialmente aquellos de los que no sabía nada. La puerta del apartamento abrió y Omar ingresó y saludó a su novio con un beso en los labios.


Cayetana miró las fotografías que le habían entregado sobre las modelos vistiendo sus últimos diseños y consideró seriamente despedir al fotógrafo o a las modelos. Cuando vio la invitación le causó gracia. Había sido una becada en ese colegio y nadie esperaba mucho de ella. Quizás sería buena idea demostrarles que ahora era una exitosa y aun ascendente diseñadora de modas. Además, seguramente Rebe también asistiría. Tendría que preguntarle a Samuel que haría porque probablemente estarían Carla y Polo allí.


El primero de los dos en ver la invitación fue Guzmán y rápidamente le avisó a Nadia. Ella salía de ducharse y consideró divertida la idea. Sería lindo ver nuevamente a Rebe, Cayetana y Samuel y saber qué diablos había sucedido con su vida. Ojalá asistieran. Se acostó junto a su novio y lo abrazó hasta dormirse.


Valerio estaba arreglando todo para por fin inaugurar el tercer club en compañía de su socio Cristian. Desde que se fueron de Las Encinas decidieron no ir a la universidad y se asociaron para abrir un pequeño club. El negocio creció y se multiplicó.

-¿Cristian viste la invitación?-preguntó.

-Sí, la vi-dijo Cristian sonriendo-vuelve la diversión...y el drama.


Rebe vio la invitación y se entusiasmó. Quería ver a sus viejos compañeros. Hace poco había regresado de Londres junto a Mencía y ser la jefa del departamento legal de las empresas de Benjamín Blanco mientras su novia dirigía las empresas en España junto a su hermano Patrick. Claro, hasta que llegara él para ayudar con eso.


Marina estaba sentada a la mesa junto a sus hijos mientras su esposo Nano hacía la cena. Ya sabía de la reunión pero pensaba que sería aburrida. Le gustaría que fueran los compañeros de los que no supo mucho durante los últimos años. Especialmente le gustaría que su cuñado regresara a Madrid. Su tonta postura de no regresar a Madrid ya le aburría. Él debería regresar y enrostrarles a todos su éxito, especialmente a cierta rubia tonta que lo dejó.


Polo iba en el asiento trasero de su automóvil mientras su chofer lo llevaba a su apartamento después de una junta que se le extendió en la revista que él ayudaba sus madres a dirigir. Vio su teléfono y leyó la invitación. Temía que Samuel apareciera pero hasta donde sabia él no estaba en Madrid desde que terminó sus estudios en Las Encinas.


Lucrecia Montesinos consideraba divertido reunirse con sus viejos compañeros. Siempre era interesante ver cómo les fue a todos. Ahora se dedicaba a ayudar a su padre a dirigir sus negocios y empresas en España ya que ella se negó a volver a México. Sería interesante sin duda aunque necesitarían algo bien dramático para que sea memorable.


Samuel se subió al automóvil que Patrick había mandado a buscarlo. Sentado en el asiento trasero miraba las calles de Madrid que no había transitado por 10 años. Sentía nostalgia, no lo negaría. Extrañó su ciudad y a la gente que allí formó parte de su vida, bueno, a muchos de ellos, no a todos.

Bajó la mirada y vio cómo su muslo izquierdo era usado como almohada por Martín, su pequeño hijo de 5 años. Acarició su cabeza con suavidad para no despertarlo. Se durmió en el vuelo privado que tomaron desde Londres. Tenía miedo que el pequeño no se adaptara a Madrid después de vivir en Inglaterra toda su vida. Afortunadamente desde niño absorbió tanto el idioma inglés como el español debido a que casi toda su familia es española salvo sus parientes por parte de su abuela materna.

Le reconfortaba que la vida de su hijo no cambiara tanto dado que, además del propio Samuel, también estarían en Madrid sus tíos Rebe, Patrick y Mencía. También tendría más contacto con su abuela Pilar, sus tíos Nano y Marina y sus primos. Además que volvería a ver a su tía Cayetana.

Llegó a su nueva mansión y los empleados ya estaban preparados para ayudarlos con sus maletas. Samuel consideraba inútil vivir solo los dos en una casa tan grande pero esta casa fue un obsequio de Benjamin para Ari y ahora era de Martín así que correspondía que fueran a vivir allí.

No le había avisado a nadie que volvería a Madrid salvo, ni siquiera a su madre y su hermano ya que deseaba darles una sorpresa. Los extrañaba mucho así también como a sus sobrinos. Quizás también deba sorprender a Guzmán y a Nadia.

Dejó al pequeño Martín en su cama, ese niño tenía el sueño muy pesado.

Cuando le llegó una notificación sacó su teléfono y leyó la invitación a la nueva reunión con sus ex compañeros de las Encinas. No podía decir que eso le molestara pero tampoco lo entusiasmaba demasiado.

De pronto una sonrisa se dibujó en su rostro. Quizás sea buena idea volver a ver a la pandilla y demostrarles que ya no era el camarero becado que supieron conocer.

Recordó esos ojos verdes que muchas noches le quitaron el sueño y su sonrisa se borró.

Reunión, 10 años despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora