Cap 28.

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Se sentía mal.

Había empezado con mareos, ganas de vomitar, estaba más sensible de lo normal y más cansado.

No sabía el porqué.

Siempre fue una persona sana y que cuidaba de su salud.

Pero todo empezó cuando estaba en casa de sus amigos.

Cuando fueron a presentarse como una pareja.

Kirishima había hecho su famoso sushi para la cena.

Pero en cuanto olió la comida no pudo evitar correr al baño a vaciar todo lo que tenía en el estómago.

¡Pero si a él le encantaba el sushi!.

¿Porque había sentido tanto asco con tan solo olerla?.

Era muy extraño.

Además de tener unas extrañas ganas de comer picante.

Cuando tuvo una cita con kacchan.

Fueron a un restaurante elegante.

Todo lo del menú le pareció asqueroso.

No sabía el porque ya que había visitado ese restaurante varias veces y la comida era deliciosa.

Pero ese día simplemente no podía ni verla.

Así que kacchan sugirió ir a otro lugar.

Izuku tenía unas enormes ganas de comer katsudon picante.

Terminaron por ir a un puesto en la calle arruinado su cita romántica.

A Izuku se le hacía raro todo lo que le pasaba.

Pero lo que le molestaba era que al alfa le restaba importancia.

Diciendo que se le pasaría.

Ahora estaba en la casa del alfa mirando películas.

Veían la película favorita de kazumi.

La pequeña estaba sentada en el piso mientras se recargaba en la mesa de centro.

Mientras Bakugou e Izuku estaban en el sillón abrazados.

Él omega estaba sumergido en sus pensamientos.

Tratando de averiguar lo que le sucedía.

Tal vez tenía una enfermedad mortal que terminaría matándolo de una manera lenta y dolorosa.

Dejando a una triste kazumi y un solo kacchan.

Sin poder hacer todo lo que quería y terminando en el olvido.

Sin siquiera haberse casado o haber adoptado un gato.

¡Aun era joven para morir!.

Se estaba volviendo loco.

Agendaría una cita con su doctor y así resolvería de una vez por todas su duda.

En eso siente como Bakugou se levanta de su lugar.

-traeré más palomitas ¿quieres algo de la cocina?-.

-no gracias así estoy bie...-

¡Oh por Dios!.

No había notado lo musculoso que era su alfa.

Bueno si lo había notado, si que lo había notado.

Pero la ropa que tenía puesta no dejaba nada a su imaginación.

Tenía una camisa negra con una calavera en medio que le quedaba ajustada a su cuerpo, remarcando su marcado abdomen.

Además tenía puestos unos pans que le quedaba ligeramente ajustados, pero que se le podía notar su trasero y su pen... sus piernas.

Lo Que Construimos ¿Se Acabó? (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora