Capítulo 36. Ejecución

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CONAN

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CONAN

Despierto lleno de polvo y con un fuerte dolor de cabeza, mis manos tocan algo arenoso, no, más bien es terroso, sacudo mis manos entre sí para pasarlas por mis ojos con fuerza, pues siento un intenso picor y en cuanto puedo abrirlos me percato que estoy en una especie de laberinto...

Estoy jodidísimo.

Me levanto como puedo mientras me sujeto de la pared de piedra, la cual está llena de una larga y abundante planta que jamás he visto.

Fugaces y borrosos recuerdos vienen a mi mente. Muchos guardias me atraparon alejándome de mis amigos, de Desmond, todo paso tan rápido, no pude ni siquiera defenderme, aun recuerdo como vi volar a varios guardias por los aires pero hasta ahí...

¿Dónde se supone que estoy? 

Ninguno de los reinos tiene este tipo de laberintos, a menos que si los tengan y los usen como armas para sus enemigos, mi mente empieza a imaginar lo peor. Empiezo a caminar por los pasillos sin un rumbo fijo y con temor a encontrarme a algo por ahí, solo mis pasos se escuchan haciendo eco, a lo lejos gotitas de agua chocan haciendo glup glup.

Me culpo un poco por estar en esta posición, era obvio que el rey no se iba a quedar quieto y ahora únicamente pienso en como reaccionara cuando se entere de que tengo algo con su hijo...

Estoy el triple de jodido.

—¿Hay alguien aquí?

Nada, solamente un silencio para querer vomitar, se intensifica más cuando paso por una pared curiosa, pues es un espejo, cubriendo toda la pared, con pequeñas hojas cayendo, doy varios pasos hacia atrás tratando de no caer en un charco de agua... me veo a mi mismo en el espejo, sin embargo, cientos de marcas oscuras cubren mi cuerpo, como si fuera un oscuro finas líneas negras viajan y se posan sobre mí como si fuera suyo me levanto mi camiseta y trato de mantener la calma cuando veo más líneas sobre mi torso y cuando vuelvo a mirarme en ese espejo maldito... se quiebra un poco y ahí mirándome fijamente hay unos ojos rojos como el fuego tratando de quemarme entero lo peor es que esos ojos son los míos...

—No puedes escapar de mi Conan.— Agroz se hace visible en el reflejo junto a mí —. No puedes negar que la oscuridad te acecha desde hace mucho.

Niego con la cabeza empezando a desesperarme, mi respiración es cada vez más rápida.

Tu miedo no es morir o ser un traidor...— Agroz se acerca más a mí, me toma de los hombros y nos vemos, juntos parecemos un lienzo gemelo —. Tu mayor miedo es ser un oscuro.

Esto no es real.

Aquellas voces otra vez llegan a mi mente, tantas que hacen que me maree.

Sal de aquí antes de que sea demasiado tarde.

CORONADO: EL AMANTE DEL PRÍNCIPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora