Capítulo 40. Sangre por sangre.

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CONAN

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CONAN

Cuando pasamos el bosque y nos adentramos a la pequeña colonia que rodea el castillo, nos hacemos presentes con fuertes pisadas de caballos. Todo el mundo voltea a vernos, algunos casi se desmayan, otros dejan caer lágrimas de felicidad, unos cuantos dicen una que otra grosería del asombro, pero sin duda toda la gente se ha maravillado por Luca. Nos detenemos en el corazón del reino llamado Lignum, donde una gran fuente se alza en forma de árbol, da bastante miedo, el agua sigue y sigue saliendo en forma elegante.

—¿Es usted su alteza?— una señora con un bebé en brazos se nos acerca —. Dígame que no estoy soñando.

Luca está poniéndose un poco rojo, le sonríe amablemente a la señora y Medras contesta por él.

¡Su alteza Luca Andillac ha regresado!

Medras grita eufóricamente y toda la gente se queda estupefacta, no se mueven, algunos tiemblan del asombro, unas cuantas chicas suspiran al ver a Luca.

—Sé que me fui demasiado tiempo — Luca habla rápido —. Y lamento eso.

—No debe lamentar nada su alteza — la mujer con el bebé le da una sonrisa —. No tuvo la culpa de nada, nosotros deberíamos disculparnos con usted, no pudimos defender su trono.

La mujer y toda la gente a nuestro alrededor voltean a ver a la iglesia.

—Por ahora debo irme — Luca voltea a ver a todos —. Prometo regresar con buenas noticias.

Luca vuelve a ponerse en marcha con su caballo y nosotros lo seguimos, la gente grita, aplaude y nos dicen cosas motivadoras. Seguimos el camino hasta llegar al borde de la iglesia, nos detenemos al ver que está rodeada por guardias y ahí en el centro el comandante Khan está sobre su caballo.

Me empiezo a sentir un poco mal, mi magia no está curándome como se debe, no digo nada para no arruinar el momento, puedo ver como Luca se toca el pecho con dolor, tal vez este sintiendo lo mismo.

En cuanto nos acercamos más y los guardias nos ven, se ponen en posición de defensa como si proteger la iglesia fuera lo más importante en sus vidas, dejamos a Luca hasta atrás, así que lo que los guardias y el comandante ven solo son siete chicos con sus ropas más descuidadas y montados sobre caballos.

—Alto ahí.— un guardia se acerca —. No den un paso más.

No dice ni una palabra, cuando Luca se acerca, los pasos de su caballo suenan como piedras, haciendo eco y haciendo que todos los guardias casi dejen caer sus espadas, volteo a ver al comandante y él está pálido, traga un poco de saliva y se frota sus ojos.

—Ordeno que me dejen pasar.— Luca se baja de su caballo, la luz del atardecer da en su corona, la cual brilla con intensidad —. Comandante Khan, usted como yo sabe que necesito detener esta boda.

CORONADO: EL AMANTE DEL PRÍNCIPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora