26. Conexión extraña

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El fino rocío dorado del amanecer me salpicó el rostro desde antes de despertar, las sábanas que la frescura de mi piel disfrutaba se me enrollaron mientras dormía, me imagino.

Observo a mi izquierda, con la idea predeterminada de que me encontraré a Matt despierto mirándome como bobo, pero él no está. La densidad de mi sorpresa sobrepasa el peso de cualquier sensación pues, esta semana hemos repetido la misma rutina: ambos dormimos a la misma hora, bajamos a pasar el día con los chicos, salidas, actividades en casa como la familia que somos todos.

Pero hoy fue diferente.

Me refiero a que Matt nunca se va sin avisarme a dónde va, o si aún estoy en el quinto sueño él se encarga de dejarme una notita en mi tocador para que no muera en zozobra. Él ya me conoce. Sin embargo, no hay ni una notita en el tocador, ni en la mesita de la lámpara al lado de la cama, no hubo ni una pequeña sacudida de él para despertarme y avisarme a dónde se largó.

Ni siquiera un mensaje...

Un tanto preocupante... Al carajo, ¡muy preocupante!

Rodeo mi habitación a pasos apresurados, mi pecho es una montaña rusa asesina que no se contiene.

Cálmate Beth, solo se le olvidó decirte y ya, de seguro tus amigos saben a dónde se fue; debería bajar a preguntarle a los chicos, pero primero lo primero: una llamadita sería lo mejor en estos casos. Con una rapidez que ni yo la asimilé pude tomar el teléfono entre mis manos temblorosas, le marco a Matt, pero las cinco veces me lleva a buzón.

Marco la sexta vez y una sensación calurosa me taladra la espalda al escuchar su voz:

—¿Cómo estás dormilona? —su respiración se oye agitada, mi corazón da un vuelco, algo no anda bien...

—Me preocupó no verte al despertarme ¿está todo bien? —rezo mentalmente para que todo esté bien.

—¡Beth sal de ahí! ¡saca a todos!

—Pero ¡¿qué?! Explícame qué está pasando carajo ¡necesito una explicación! ¡necesito saber dónde estás! —una oleada bondadosa de lágrimas brota de mí y ruedan a gusto por mis mejillas, sin lograrme contener.

—¡Sal de ahí Beth! —No escuché nada más después de eso, nada más aparte de un estruendo que me deja aún más preocupada.

—¡Matt! —mi mano captura la zona en dónde mi corazón sobresaltado se deshace, la fortaleza que tenía en mis piernas flaqueó cuando ya no pude estar más de pie, caigo al duro piso y rompo en llanto al unísono del sonido mi alma resquebrajada en fragmentos intangibles.

—¡Beeeeeth! —El sollozo de mi mejor amigo me hace reaccionar, ni siquiera pienso en quitarme el camisón, no suelo bajar con un camisón traslúcido, pero esta vez me importa un comino y salgo disparada. El estruendo de la puerta al chocar con la pared me lleva de sorpresa al momento de pasar mis pies descalzos por los peñascos, uno por uno los bajo y los últimos antes de llegar al primer piso, mejor los omito con un salto.

Doy vueltas a la sala sin ninguna señal de vida en ella, pero los muebles están movidos de lugar, los cuadros descolgados llevan manchas negras.

—¡Beeeeth! —El dolor en mi corazón cuando vuelvo a escuchar a Dax llamarme a sollozos.

Con la misma que llegué a la sala, me tiro de un salto del marco de la puerta al de la cocina y no hay nada...

Al contrario de la sala, todo está en orden en la cocina, como el tornado que destruyó la sala no se atrevió a pasar por aquí.

—¡Beeeeth! —Vuelvo a escuchar a Dax con la garganta desgarrada en lamentos, el miedo me consume, pero mi fuerza de encontrar a mis amigos está por encima de cualquier cosa.

I N E L U D I B L E  [Shadows #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora