Gotas Saladas [Edición]

𝑿𝑿𝑽𝑰𝑰.ఌ︎

La luz le daba directamente a los ojos, miro fijamente el encandecente faro de luz que proporcionaba una luz blanca.

Su mirada paresia perdida y triste, no obstante los abrió de golpe al reaccionar y recordar lo de Eji, su mano se sentía pesada y calida, giró su vista y se topo con el cuerpo de mikey recostado a un lado de el. Le estaba tomando la mano y parecía cansado.

Takemichi no hizo el esfuerzo oh algo para levantarse, estuvo pensando en lo que el medico le dijo acerca de su estado de salud.

No era que no le importará Eji oh algo haci, no, simplemente quería estar bien para tener las fuerzas de ir a buscarlo y traerlo de vuelta a casa. Un nudo se formuló en su garganta impidiendo que la saliva pasará.

Tragó la tristeza y cedió a guardar la calma, debía estar bien.

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Habían pasado al rededor de tres días, tres días en los cuales no se sabía nada de Eji.

Takemichi mantenía la postura pero en realidad por dentro la desesperación y angustia le atormentaban y haci que su condición se viera afectada.

Mientras tanto, mikey buscaba en cada rincón de cada país, inclusive socios suyos se unieron a la búsqueda del menor. Poniendo a todo alcance, Manjiro estaba desesperado y estaba apunto del colapso mental.

Los chicos también ayudaban, buscaban alguna pista por los rincones de las ciudades y fuera de la zona urbana.

Mikey en verdad estaba dispuesto a dr todo por el bien de Eji, sin embargo parecía que  Izana hubiera desaparecido del mapa por completo, no habia señal alguna que fuera su paradero, incluso sus negocios se habían parado.
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El tramo de luz era demasiado delgado para ser algo que te alumbrará, los orbes celestes miraban con atención los pasos que se dirigían a el, miraba atento por la cuartada de la habitación que era un orificio.

Eji miraba atento a esos pies que se movían y claramente llegaban asta el.

La puerta se abrió y Ejiro retrocedió asta el rincón del cuarto, de cierto modo esos días ahí habían sido fatales.

Izana lo visitaba y a menudo le golpeaba, desataba la irá que tenía con mikey hacia el. Le contó muchas historias oh tal vez la verdad de Manjiro Sano y como fue que le abandono.

Ciertamente Eji no sentía un asco hacia Manjiro, pero quería saciar sus ansias de matar alguien, con Izana.

Sanzu lo visitaba más frecuente que Izana. Charlaban un rato y sanzu le ayudaba con su aseo. Puesto que el primer día estaba sucio eh inclusive tenía un poco de orina de el.

Eji probablemente saliera traumado de ese lugar. Sin embargo sanzu mejoraba la estánsia y seguido le decía que tenía un parecido a mikey.
Si no fuera por ese loco, los betas de afuera ya lo habrían tomado y no del mejor modo.

La puerta se habrio y sorpresa, era Izana quien traía una bandeja con comida, sinceramente la comida era un asco y su aspecto no ayudaba.

— come— Izana arrojo la charola eh hizo que recogiera la comida del suelo. Pero Eji se negó y solo se digno a verle el rostro, era demasiado maduro para su corta edad.

Izana lo observó y echo a reír.

— tranquilo niño, dentro de poco ya no estarás solo— Izana salió del cuarto mientras se ahogaba en risas.