17 diciembre 2020
Entre chistes y juegos me invitaste a bailar, te dije que bailar era un juego peligroso y aún así acepté. Ambos sabíamos que no se trataba de una simple nota, era una pieza completa, era la dimensión pequeña del almendro haciendose cada vez más amplia, era la noche estrellada en el nunca jamás, eran las caricias que torpemente me regalabas y que con ilusión yo aceptaba.
Trataste de amarme, eso fue lo que pensé cuando tu nombre cobró vida en mi habitación en las sombrías noches del tiempo usado, en la ausencia de los besos que tanto había anhelado y que al fin habían llegado.
Si tan sólo las señales hubiera visto
nada de esto estaría viviendo, del reino no me habrían desterrado y el corazón no me colgaría de un hilo disgregado.Supongo que todo este tiempo solo a mi mismo me he engañado mientras tu posabas al lado de ella.
Te acostumbré a coronarte frente a todos mientras tu dejabas mi alma en un hilo disgregado, recompensandolo con pequeños besos de callejón y caricias cortas en el malecón.