No me gustaban las noches, ni los cuartos a obscuras hasta que tomaste mi mano en una habitación sin luz.
Nunca me gustó esa clase de música hasta que dijiste que a tu canción favorita me parecía.
Nunca pensé en ocultarme de día y salir de noche, pero supongo que los trazos de tus labios en mis hombros, hicieron que me pareciera bien.
Nunca pensé en derramar sangre
Ni en traicionar a quienes me amaron pero entonces apareciste tú y todo lo que antes parecia imposible ahora cobraba sentido.