La luz aquel día era un poco mas tenue y el ruido de la ciudad parecia adormecedor, no se emocntraba en su punto máximo y a pesar de las señales no pude descifrar que algo andaba mal. No descifre los cielos a punto de caer ni el sereno de la noche en el amanecer. Te veía a ti recargado en la pared con esa sonrisa que parecía arreglar todo y que ahora me persigue en cada anochecer.
Te veía a ti sin saber que nuestro futuro dependía del hilo que sostenías entre los dedos, cada paso que daba me acercaba al final de la historia. Donde el escenario más amable era una habitación polvosa con palabras escritas de lo que algun día había sido nuestro, y en el techo efectos colaterales de lo que nunca debió ser, atmósfera sofocante y palabras en un hilo de voz irreconocible.
Nunca estás tan cerca de la muerte hasta que la persona en la que más solías confíar y amar decide que es el momento de dejarte caer.