30 07 2020

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Contigo, solía sentir la sangre de mis venas arder
Y el olor a primavera en el amanecer.

Con tus manos en mis piernas
Y la mirada perdida en tierras ajenas;
Solía encontrar (nuevos cielos y mundos) suelos y  cielos desconocidos; sin rastros de luz, sin rastros de gente. Justamente como la noche en la que nos conocimos, ambos en el césped; descubriendo caricias inciertas y sabores nuevos.
Anhelos desconocidos y necesidades nuevas.

Con tu mirada pérdida en la mía, dijiste que a nadie más querías y que era a la única que necesitabas.

Todo era amanecer y rosas
Pero no cuando recordabas que ella te esperaba.

Era a la que más querías pero no cuando estábamos junto a ella.
Era a quien más deseabas pero no cuando tenías noches desenfrenadas con ella.

Pero acepte jugar en las grandes olas por las mañanas y a correr en el bosque por las noches.

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