Capítulo 1

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1 Mes para la graduación.

Quiero follar con falda en un auto, que me rompan las medias pantis de red y me tapen la boca para no hacer ruido mientras me aprietan los muslos y gimen en mi oído.

Son uno de los pensamientos que reinan en mi oscura y calculadora mente. Si mis conversaciones mentales se escucharan, mi sobre protectora madre ya me hubiese llevado con un sacerdote para bañarme por completo en agua bendita y luego exorcizarme.

 Vivo en las penumbras desde que una parte de mi fue arrancada sin piedad ni previo aviso... Mi vida se basa en experiencias traumáticas, dolores irremediables e insomnios que afectan severamente mi salud.

Todavía no supero su partida, ni tampoco lo superaré.

Mi padre y abuelos paternos fallecieron en uno de los derrumbe mas bastos que ha sucedido en mi ciudad, específicamente una semana después de mi nacimiento.

 Generalmente lo que le sigue a un pensamiento erótico es la muerte de mi padre. Por eso, siempre termino afirmando una desprestigiosa y acertada conjetura, me falta un tornillo...

Mientras la pedante y estricta maestra de geometría da su aburrida clase, yo solo quiero irme de una vez por todas de esta cárcel. Sí,  para mi la preparatoria es una cárcel, un lugar donde a tus sueños les cortan las alas, te sientes enjaulado entre cuatro paredes y te exigen cosas que a veces son más de lo puedes dar.

El chirriante sonido del timbre se cuela por la toda inmensidad de la prepa y sin que me lo rueguen de rodillas salgo del aula. Golpeo bruscamente a los que me estorban y se interponen en mi camino a la vez que esbozo una malévola sonrisa.  Adoro ver a las personas sufrir, ser el motivo de una mala cara, ira y hasta desprecio.

 Soy superior a todos los apestosos que estudian aquí. Sí,  ese es el motivo de mi felicidad diaria. Saber que tengo uno de los niveles intelectuales más alto al de casi todos, me da mucha satisfacción.  Saber que aunque no preste mucha atención en las clases y con tan solo echar un vistazo a un material de apoyo saco las notas mas altas, a comparación del resto que se matan estudiando y salen no tan satisfactoriamente, le da sentido a mi actitud creída...

""

Para el deleite de mi alma ya ha culminado la última hora de tortura que debo cumplir en este retén de menores. Noto que la gran mayoría brincan y saltan de alegría, mientras que otros van llorando ridículamente porque han reprobado exámenes. 

Son todos unos patéticos. Me dan asco.

Menos mal que solo falta un mes para culminar el año escolar, después no les volveré a ver los rostros llenos de barros y espinillas a nadie más. Es lo único que me impulsa a seguir viniendo aquí, eso y que si no asisto... La generala de mi progenitora me obligaría a cumplir condena en la escuela de verano. En mi lenguaje significa: tortura a nivel Dios.  

Mis botas de cuero negro pisan fuertemente la grama que puebla las áreas verdes del jardín principal de la institución. Me relaja sentir tal suavidad en la planta de mis botas. Cabizbaja, con las manos metidas en los bolsillos de mis jeans, mi cabello largo y desordenado cayendo a los lados de mi rostro, así me encuentro mientras camino rápidamente hacia la salida para empezar a caminar de retorno a casa. Quito la envoltura de una chupeta polizona que llevaba en mi mochila y estando en mi boca empieza a soltar su jugoso y dulce sabor a caramelo de uva.
Una estruendosa canción se apodera de mi cabeza mientras me desplazo rápidamente, llegando a la acera que delimita la calle de la prepa un impacto me invade de pronto, la cabeza me da vueltas y no logro reaccionar, abro de golpe los ojos y hay hojas por donde sea, revoloteando por los aires. Miro a mi alrededor y veo a un chico que esta tumbado en el suelo y a su lado permanecen unos libros gruesos totalmente destartalados.

Nos tropezamos uno con el otro, este chico venía en una dirección contraria a la mía y al parecer, no se había percatado de mi existencia (como yo de la suya) hasta que un golpe nos hizo volver a la realidad.

-¿¡Hey qué te pasa, acaso no tienes ojos para ver por donde caminas, pila de mierda!?-   La rabia toma el control en mi e incita a lanzarle una bofetada. Estoy de pie pero con la cabeza revuelta.

-Tiene que ser una broma... ¡Tu tampoco estabas viendo por donde caminabas, así que mas respeto!-    Su ceño está fruncido y algo de desorientación es visible. Él aún esta en el suelo.

-¡Respeto! ¿de qué alcantarilla saliste?-   Mientras todavía hay algo de percepción en mi ser decido irme del lugar antes de que patee a este boludo a más no poder.

Y sí, lo deje ahí tirado en el suelo, con sus hojas regadas y con una cara de confusión total. 

Me largue, es todo.

Por un momento me sentí mal por lo que había hecho y por como reaccioné. Sé que estuvo mal, pero, no me culpen, yo soy un ser sin alma, soy fría y calculadora. No esperen que debajo de todo mi esfuerzo y trabajo por ser fuerte haya un osito cariñosito.

""

Introduzco una pequeña pieza de metal aplanada que encaja a la perfección en el cilindro de la puerta de mi casa.
Okey, a ver, te lo repito más lento para que entiendas, me refiero a una llave.

Cierro la puerta e insofacto mi madre grita:

-¡Cariño, llegaste! ¿Cómo te fue hoy en la prepa?-   Dice con un tono dulce, ella está lavando unos platos de porcelana en la cocina.
Dejo mi mochila en el sofá, me acerco a dicho lugar y la abrazo por la espalda. Le encantan las muestras de afecto.

-Como siempre-  Respondo sin muchas ganas.

-Adivinaré, cielo ¿odiando a todos como de costumbre?-   

-¿Por qué eres tan sabia?-

-Las madres así somos-  Su sonrisa me da mil años de vida.

-Que presumida es la señora-  Acompaño el momento y utilizo la mía.

-¿Hija, qué es esto?-   Palpa con las yemas de sus dedos húmedos el lado derecho de mi frente. Justo ahí me esta doliendo, carajo.

-Auch-   Logré quejarme como única respuesta.

-Está hinchada y roja esta parte-  Vuelve a palpar pero ahora más fuerte. 

-¡Mamá! me duele, basta...-

-¡Amber Carolina! ¡¿qué te paso?!-   Su voz exige una respuesta inmediata, no es bueno cuando usa ese tono.

-Solo me tropecé con algún puberto a la salida, no es nada-

Me examina las partes visibles de mi cuerpo y logro convencerla de que estoy bien. Ésta señora es capaz de armar un escándalo si ella así lo desea, para suerte mía hoy estaba tranquila.

Subo a mi habitación y me dejo caer y envolver en la suavidad de mi cama.  Mientras miro al techo, una imagen volátil pasa por mi loca mente y allí se estanca, es el rostro de aquel chico con el que me tropecé y motivo por el que casi me arman un regaño astronómico...  

My Chemical RomanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora