Ochenta y siete

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Cuando Nayeon llegó, Jeongyeon les pidió a las chicas que digan que no estaba, mientras se fué hacia el baño y se encerró allí.

La pálida ayudó a Jihyo a llegar hasta la casa, pasando el pasto y el pequeño escalón de la puerta, mientras Sana bajaba los bolsos de ambas.

Se quedó hablando un momento con la señora Hirai y para felicitar a Momo, hasta que preguntó por Jeongyeon, y la casa cayó en un silencio incómodo, que de alguna forma hizo sentir mal a Nayeon.

Hasta que Momo negó, haciendo reaccionar a Tzuyu quién habló antes de que a su novia se le ocurriera que decir.

-Se fué hace un momento, dijo que volvería, ¿Quieres que le deje tus saludos?

"¿O tus disculpas?" Pensó Momo, pero no lo dijo, sino que mordió sus labios, como si su pensamiento pudiera escapar por ellos.

-¿O tu pack?— añadió Sana, ganándose una mirada extraña por parte de todos.

-Creo agradecer saber qué es eso- dijo la señora Hirai, y decidió irse de la estancias, dejando a los jóvenes entre ellos.

-Está bien, gracias- Nayeon seguía extrañada, pero sonrió a Sana con una mueca.

-No hay de qué— murmuró la castaña, y Jihyo golpeó su pierna para que se callara, haciendo que una mueca de dolor apareciera en el rostro de su novia.

Nayeon se despidió, saliendo de la casa, Sana cerró la puerta con un poco más de fuerza de la necesaria, haciendo que los presentes se sobresaltaran.

-¡La puerta, por favor!-gritó la señora Hirai desde la cocina.

♡Mute¹~ MotzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora