Capítulo nueve.

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Rabia, enojo. No se iba a molestar en describir el sentimiento pero la inevitable molestia que se encontraba alojada en su pecho, esta se encargó de esparcirse por todo el cuerpo, llenándolo de odio.

Era como cuando se acercaba un papel fino a una llama ardiente de fuego, la cual acabaría de consumir instantáneamente el lienzo.

Se mantuvo allí, estático, con cada parte de su cuerpo inmovilizada, solo sus ojos primeros testigos de lo que estaba presenciando.

Quería asesinarlo, por supuesto a él no. Deseaba con todo su desdichada alma que tal ser desapareciera del planeta en solo un chasquido de dedos. Sin embargo; La firmeza se consideró intangible. Trataba de controlarse como podía, pero simplemente el dolor podía con Michael Myers.

De alguna manera se sintió traicionado, el pobrecillo no entendía el porqué, no era algo extraño pensar que cualquier persona tiene el derecho de salir con quién le plazca siempre y cuando no tenga pareja, pero, ¿Quién lo mandaba a no prohibir aquél malestar que incineraba esta creencia?

Por otro lado, Jake Park y Leon Kennedy se besaban desesperadamente. Jake cegado por la necesidad y Leon, por el deseo. No se amaban de verdad, era obvio, pero Kennedy juraba lo inexistente y Park prometía lo imposible.

En un momento de lucidez, Jake decidió apartarse inmediatamente, solo quedando a unos centímetros de los labios de Leon, posteriormente a ello, lo miró a los ojos y se fue alejando poco a poco hasta analizarle la cara completamente.

—Tu pelo —Señaló el rubio agitado, el cual, luego, alzó su mano izquierda y corrió un par de mechones de la frente de Jake— ¿Qué estabas haciendo aquí?

—Y-Yo —Tartamudeó levemente, mientras miraba a un lado de la oreja derecha de Leon, en donde atrás se ubicaba una silueta la cual comenzó a incrementar su tamaño progresivamente— M... M-Me... Me encerré aquí —Murmuró más bajito— No pude escapar —Terminó la oración en un susurro.

Kennedy sonrió sin mostrar los dientes de costado, le causaba tanto que Jake tuviera esa timidez, aunque lo que no se le permitía el lujo de saber era qué, un asesino serial en potencia se encontraba precisamente a unos centímetros de rozar su espalda.
Jake abrió la boca lentamente por la sorpresa, mientras sentía como el corazón le estaba latiendo a mil, acelerado, bombeando sin cesar, sin ningún ápice de piedad; El miedo lo estaba matando.

No estaba del todo contento con el vínculo que tenía con el agente, pero lo que menos quería era provocar indirectamente la muerte de este.

El filo de un cuchillo brilló en la oscuridad. Inmediatamente, los sentidos de supervivencia de Jake se activaron, tomó del cuello de la prenda de Leon y la tironeó ferozmente hacia el costado. Utilizó todas sus fuerzas para generar tal impacto, el cual se logró ya que, justo, desafortunadamente o afortunadamente, Michael Myers erró el ataque.

—¡Corre! —Chilló Jake, tan fuerte que las cuerdas vocales le ardieron— ¡Corre y vete!

Leon Kennedy se arrastró por el suelo, mientras miraba a Jake con los ojos bien abiertos por la sorpresa, y luego, miró de reojo y observó una figura conocida.

Era él.

Lo conocía perfectamente de los pies a la cabeza. Lo había visto tantas veces merodear a su alrededor, había sido apuñalado bajo su asquerosa mano, lo recordaba perfectamente.

Se levantó como pudo, Leon corrió hacia Jake con la intención de protegerlo y lo tomó de la mano, sujetandola fuertemente para posteriormente llevarlo hacia un "Lugar seguro".

—¿Qué haces? —Cuestionó Jake, casi a los gritos. El joven no sabía que hacer, nada estaba a su voluntad. Trataba de detenerse pero tampoco deseaba generar sospechas, en realidad, ¿Por qué tenía aquel desesperante deseo de quedarse?

Coutdown → Michael Myers x Jake Park © 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora