Coutdown → Michael Myers x Jake Park © 🔞

Capitulo once.

La luz se encendió.

Los dos estaban allí, frente a frente, mirándose, tratando de entender como la luz se había encendido "Sola".
Jake miró al costado del hombro de Michael y vió un interruptor, aparentemente, el asesino lo había presionado accidentalmente.

-Bien hecho -Dijo, recuperándose de ese estado de nerviosismo en el que lo había dejado el rubio- Me pregunto qué podemos hacer aquí... -Señaló, mientras miraba hacia adelante.

Muchas herramientas, algunos martillos y sierras colgados en la pared, abajo se encontraba una mesa, lo que parecía ser una zona de construcción. Park se acercó y miró el área, parecía que esta ya había sido recorrida antes, debido a qué habían unas manchas de sangre seca en el suelo y parte de la pared.

Eso lo hizo sentir un escalofrío, el cual decidió ignorar, ¿Quién había estado ahí antes?
Respiró el aire, un olor nauseabundo se instaló en sus fosas nasales, algo que provocó que arrugue la nariz y luego la presione con dos dedos.

-Oh, Dios... -Susurró- Huele horrible.

Siguió mirando, sin percatarse de que Michael Myers estaba mirando a un punto fijo, un pasillo que formaba parte de aquel cobertizo. Ese pasillo oscuro, no dejaba de mirarlo.

Sangre y más sangre, al costado, se encontraba un enorme bidón. No tenía intenciones de abrirlo, pero algo le llamaba la atención, capaz de traicionar sus deseos y provocarle impulsos.

El superviviente dió un par de pasos hasta que se acercó a aquel bidón de color azulado. Alzó la mano y después, apretó el puño, inseguro; No estaba tan de acuerdo con abrirlo, después de todo, era humano y tenía miedo por lo que se podría llegar a encontrar.

Corrió un poco la tapa, y lo que se encontró lo dejó atónito.

Un cuerpo putrefacto, escondido allí adentro, todo apretujado por el reducido espacio del bidón. El olor más la escena lo hizo sentir arcadas en la garganta. De inmediato se alejó, con lágrimas en los ojos.

Era Dwight Fairfield, lo pudo reconocer por las prendas típicas que este llevaba, pero lo que quedaba de su cara era completamente irreconocible.

Lo único que pudo exclamar fue un pequeño quejido, acompañado del sonido de las gotas de las lágrimas desparramarse.

Un curioso crujido de la madera del suelo alertó a los dos hombres. Inmediatamente, Michael se puso en defensa, mientras qué Jake retrocedió un par de pasos, mirando ese sitio en donde provino el ruido.
Lo primero que Park pensó fue en, precisamente, esconderse, y eso fue lo que hizo. El superviviente se agachó y se colocó debajo de uno de los muebles que se encontraba allí en el cobertizo, mientras se asomaba un poco para ver la escena.

Segundos después, brotó una figura en la lejanía. Era enorme, como si midiera lo mismo que Michael o un poco menos.

-Mira a quién tenemos aquí -Exclamó el desconocido, cuya voz era curiosamente ronca y súper quebrada, como si no hubiera hablado en mucho tiempo- Ergh... -Tosió, con el intento de aclarar su garganta tan dañada- No imaginé que volverías. Incluso sin tu máscara, muñeco.

Jake frunció el ceño, ¿Cómo es qué se atrevía a llamar a Michael de esa forma tan repulsiva?

Se arrinconó solo un poco y lo que vió, hizo que su mandíbula cayera levemente. Se trataba de Evan MacMillan, mejor conocido como el trampero.
Le sorprendía que este estuviera ahí como también, el mismísimo hecho de que le hable a Michael con tanta confianza al punto de ponerle apodos extraños.

-Oh, tu cicatriz sigue ahí -Rió el asesino, una risa completamente amarga, carente de alguna emoción sana- ¿Vienes por venganza, no?

«¿Cicatriz?.. Oh... Espera»