Capítulo catorce.

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Todos los supervivientes se encontraban en una ronda considerablemente grande. Jake Park estaba sentado entre medio de Leon Kennedy y Élodie Rakoto, el rubio lo miraba de reojo y esa mirada pesada lo ponía un poco nervioso, quizás entendía la razón por la cuál lo miraba así, aunque su suposición era errónea.

Claramente Leon no estaba así porque vió como Jake Park besaba a Michael Myers, sino, quizás lo que había visto era mucho peor, esa libreta... Debía pararlo, debía evitarle ese sufrimiento a Park.

—Bueno... Eh... ¿Cómo han estado? —Jake decidió romper el hielo. Todos lo miraban como si fuera un bicho raro.

—Bien... —Respondió Feng Min, desconfiada— ¿Y tú?

—Yo... je... -Se rascó la nuca algo nervioso; No estaba seguro de qué palabras usar, si contar la verdad o la mentira. ¿Cómo iba a explicar que estuvo desaparecido por tantos días y estaba vivo?— Agradecido de que estoy vivo.

—No nos contaste nada de qué estabas haciendo tanto tiempo con quién sabe quién —Esta vez dijo Claire, con un tono desafiante. Era normal que la gran mayoría desconfíe, no era para nada común ver algo así— Jake, queremos saber todo lo que te pasó, ni siquiera te noto asustado, eso es raro.

Park sentía que Leon lo estaba mirando, esta vez la sensación era mucho más fuerte, este sabía que el agente conocía todo, excepto los más pequeños detalles.

Jake Park decidió mentir, esta vez para proteger a Michael y a sí mismo— Me extravié en el bosque, en el bosque del Ente.

Todos se quedaron atónitos.

El bosque del Ente era conocido como un lugar oscuro, en donde abundaban cuervos y la sensación del miedo, la muerte y tristeza predominaban en el lugar, entre los grandes árboles y arbustos de color negro con manchas doradas que lo rodeaban.
Pocos salieron vivos de ahí, un ejemplo es Benedict Baker, el cual desde ese entonces, comenzó a relatar toda la historia que sus ojos pudieron ver y como desde arriba guiaba a los supervivientes.

—Y lo dices como si... Nada —Respondió Claire, con sudor frío. Que se cuente algo así era completamente inédito para todos los supervivientes. Sabían que salir de ahí era un milagro casi imposible.

—No es como si nada —Dijo Jake, un tanto molesto y nervioso— Estoy vivo, estoy bien, no tengo ningún tipo de rasguño.

—No lo sé, mira tu cuello —Señaló Meg— Ahí te rasguñaron.

—¿E-Eh? —Instintivamente, Jake se tocó el cuello, recordando esos momentos pasionales que tuvo con Michael— Eso no fue... ¡Los cuervos! Sí, los cuervos, definitivamente, se me cuelgan en los hombros y de vez en cuando me rasguñan —De inmediato se rescató en la mentira que estaba contando, pero al mirar a Leon, su corazón se aceleró.

Sabía que estaba enojado y lo entendía perfectamente. De inmediato evitó su mirada, con vergüenza resopló y decidió seguir hablando.

—Vi muchas cosas horribles, gente, que ni siquiera querrán imaginar... No quiero recordarlo.

—Jake si no quieres hablar de eso está bien —Meg lo salvó con ese comentario.

—Gracias, Meg —Contestó con un gran alivio en el pecho, y agregó— Perdonen, quiero tomar un poco de aire —Dijo Jake, mientras se levantaba del tronco y se daba viento a la cara con las manos, tal cual como si estuviera sudando pero solo quería escapar de todo.

Park se fue alejando del campamento, mientras que a la par, el resto de los compañeros se pusieron a hablar de cosas aleatorias, como por ejemplo la historia de Jake, de la vida en general.
Leon lo siguió, como siempre lo hacía, persiguiendolo.

Coutdown → Michael Myers x Jake Park © 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora