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Realmente todo se había complicado. A Viridi se le había ocurrido la magnífica idea de atacar al ejército del Inframundo, además del de la Luz.

Ahora volvían ahí: ambas en esa mesa redonda, observando todo. Esos días habían sido especialmente aburridos para ella. No había podido descansar de todo ese ajetreo.

—¿Cómo? ¿Por qué luchan Viridi y Hades?

Rodó los ojos al escuchar la molesta voz del ángel de ojos azules.

—¡¿No es evidente?! — Viridi no pudo callarse y habló.

—¡¿Otra vez ustedes?!

—¡Esos monstruos desprecian la vida! ¡Son peores que los mortales!

—¡Jo, jo, jo! ¡Mira quién habla! — se escuchó una voz de un hombre, melodiosa e igual de molesta que la del ángel. — Al menos yo les concedo la paz eterna a los mortales que masacras.

Y en ese momento lo entendió. Hades.

—Ahora es cuando, Pit. Debemos aprovechar este caos que se ha armado.

—¿Y cuál es mi objetivo?

—Viridi planea soltar una bomba génesis en esta región.

—¡¿Eh?! ¡Dime dónde!

—No estoy segura... — respondió con duda.

—Y con el ejército de Hades tras ellos, los humanos no sobrevivirán el ataque... — razonó Pit. — ¡Tenemos que hacer algo!

—¡Ya veremos si se atreven! — los retó.

Pit siguió volando a un punto en específico, buscando la bomba. Palutena ahogó un jadeo y habló, conmocionada.

—Ahí está... ¡hay que darse prisa!

—¡Entendido!

—¡Maldita sea! ¡____, ve! — la susodicha la miró con clara confusión, al no comprender lo que quería decirle. — ¡Hazlo!

No le quedó más que obedecer. Salió corriendo de aquel cuarto a toda velocidad, dirigiéndose a la salida, pasando entre los largos corredores y confusos caminos. Sus alas grises se desplegaron y emprendió vuelo cual ave. Sabía exactamente donde se encontraba la bomba, por lo que no le fue muy difícil encontrarlos.

—¡Esta bomba no explotará mientras yo esté de guardia! — la joven voló más rápidamente al escuchar su voz a la distancia.

—¡Oh, sí lo hará!

Gritó, intentando llamar su atención. Lo logró, sorprendiéndolo tanto como a él cómo a su diosa.

—¡Levántense, hijos míos! ¡Ayuden a la ángel antisocial y desplumen a ese fanfarrón!

Gruñó al escuchar el apodo que le había puesto, lo odiaba y Viridi lo sabía perfectamente.

—¡¿Fanfarrón?!

—Viridi sí que sabe molestar a la gente, punto para ella.

—¿Sí? ¡Pues hasta los fanfarrones tienen días buenos!

—Um... que sean dos puntos para Viridi.

—Tonto...

Sonrió levemente al escuchar como se había insultado a sí mismo. Varios monstruos de Viridi atacaron a Pit. La joven no hizo nada, ya que planeaba tomarlo desprevenido. Pit ya estaba cerca de la bomba, y ____ estaba cerca de Pit, básicamente estaba a diez metros de él, esperando en silencio.

✓ NIGHTS, dark pit. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora