014

40 2 2
                                    

Ya era otro día y Dark Pit estaba pidiendo... no, exigiendo que lo dejaran irse. Obviamente aceptaron, pero Viridi le pidió que lo siguiera, por lo que pudo ir con él a donde se dirigía. Tenía una leve sospecha del por qué ella se lo pedía, pero no dijo nada.

—¡Me voy de aquí! — exclamó al lanzarse al vacío y empezar a volar, ella imitó su acción casi de inmediato.

—Pit sigue inconsciente, y con las alas quemadas, no durará mucho más. — escuchó la voz de Palutena. Dark Pit pareció tensarse. — Pero conozco el modo de curarlo.

Lo lindo fue que Viridi quería que se involucrara en la "resurrección" de Pit y por eso fue que le pidió que acompañara al ojirubí.

—Claro, como no. — respondió el peli-negro sarcásticamente.

—Estamos en deuda con él, lo sabes. Piensa en lo que ha sacrificado por salvarnos.

Dark Pit pareció pensárselo. De todos modos no tenía opción. No iba a admitirlo, menos en presencia de la mismísima diosa de la Luz, pero le preocupaba un poco el hecho de que la ángel de alas grises lo acompañara. Sabía que podía cuidarse sola, pero igualmente no podía evitar sentir ese mal presentimiento.

—Está bien, ¿cuál es el plan? — accedió de mala gana.

—Ir a la ciudad de los espíritus, no queda muy lejos. Es el lugar donde las almas acceden al más allá... o se reencarnan.

—Oh, ya lo entiendo. — habló Viridi. — Quieres cambiar el pasado y engañar a la muerte. Resucitar muertos y mantener vivos a los moribundos... es un asunto muy feo.

—Lo sé, pero no tenemos elección.

—¿Ustedes no estaban peleándose hasta hace poco? — criticó.

—¡Métete en tus propios asuntos! — contestó Viridi, molesta. — No soy tan mezquina como para rechazar una tregua en tiempos de crisis.

—Gracias, Viridi, y también por ayudar a Pit en mi lugar.

—¡Sí, sí! ¡Pero menos melodrama! — contestó rápidamente, detalle que su servidora notó.

Siguieron volando y matando monstruos como siempre lo hacían, pero se sentía diferente. Probablemente por el hecho de que ahora quien la acompañaba era la versión oscura de su compañero y no este mismo.

—No te lo tomes a mal, pero este Pit puede volar sin ayuda. — habló nuevamente. — Así que no te debo favores.

—Si tu don del vuelo es ilimitado, podemos evitar la lucha en tierra. — concordó.

—¿Solo batalla aérea? ¡Qué aburrido! — criticó Viridi.

—Será aburrido para ti, pero eso nos salvará de no morir. — contestó su servidora, intentando hacerla entrar en razón.

—Como sea.

Estaban en algún tipo de bosque oscuro donde monstruos seguían apareciendo. pero ese no era su miedo. Su miedo era la oscuridad en sí, cosa que era irónica, considerando quién era el que tenía a lado. Tampoco es como que no se pudiera ver nada, pero eso sí, la luz era muy tenue. De repente llegaron a algún tipo de lugar lleno de cristales azules. Si no supiera qué lugar era, diría que era muy lindo.

—¿Qué clase de ciudad es esta? — preguntó seriamente.

—Es un lugar único, aquí se reúnen las almas de los difuntos.

—Con razón esta... extravagancia.

—Vaya, esto es el Inframundo.

¿Qué?

✓ NIGHTS, dark pit. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora