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Se encaminó a la sala donde Viridi y ella observaban lo que el Ejército de la Luz hacía. Al oír la puerta abrirse, Viridi miró, esperando ver a su subordinada, y efectivamente, era ella.

—Oye, ¿cómo dormis...?

Viridi empezó cortésmente para luego disculparse por enloquecer el día anterior, pero al ver su cortada en su mejilla, se levantó, acercándose a ella.

—Como un bebé. — sonrió suavemente.

¿Que alguien demasiado parecido a tu enemigo intente asesinarte se puede denominar como una buena noche? Sí, la mejor de todas.

—¿Qué te pasó? — preguntó intentando alcanzar sus mejillas.

—No pasa nada, me corté con mi arco y... — intentó alejarla, sin mucho éxito.

—¿En la mejilla? ¿Te cortaste con tu arco en la mejilla? ¿Eso es lo que ibas a decir? — inquirió desconfiada.

—Eh... ¿sí? Estaba practicando con mi arco por lo que sucedió anteriormente y por accidente me corté al flexionar mi brazo. Pero no te preocupes, no es nada que te importe.

Se sentó en una silla, desviando la mirada. Juntó sus manos y apoyó su mentón en estas mismas.

—Lo siento, me molesté mucho. ¡Pero sé que algún día acabaremos con ellos!

Ella asintió levemente con la cabeza, aparentando importarle poco lo que le decía y permaneciendo firme en su decisión de no mirarla. Viridi le desordenó el cabello como hace unos días hizo, ella sonrió. Claramente debió hacerse más del rogar debido a que por su culpa casi muere, pero ya no importaba.

—¿Sucedió algo mientras no estaba? — preguntó, reincorporándose.

—No mucho, solo hablaban tonterías mientras llegaban a la fábrica, nada importante. — ella asintió con la cabeza un poco. — ¿Tienes hambre? — ahora preguntó la diosa, ella asintió de inmediato. — Ven.

Ambas se dirigieron a la cocina, que, cabe mencionar, estaba algo lejos de donde estaban. El reino no era exageradamente grande, pero se podía perderte fácilmente si no se aprendía los caminos de memoria. Cuando estuvieron ahí, ambas tomaron una simple manzana.

Viridi la comió con calma, pero su subordinada la comió con mucha rapidez. No había comido nada desde el almuerzo del día anterior.

—Come más despacio.

Ella obedeció y lo hizo más lento, aún sin quererlo así. Estaba muy hambrienta, y ni siquiera Viridi se dio cuenta de que no había comido absolutamente nada.

Tiró el resto de la manzana a la basura.

—Terminé, ya me voy. — informó a la diosa al terminar comer, ella asintió.

Salió de la cocina y se encaminó a su habitación, el aliento le olía a mierda. Entró a su habitación al llegar, y nuevamente le puso seguro a la puerta. Se encaminó a su baño personal que tenía en su habitación para hacer sus necesidades y asearse.

Al salir, simplemente se acostó en su cama. No tenía nada que hacer ese día.

Entrenar y entrenar, era lo único que hacía. Era hasta cierto punto era molesto.

«¿Sabes...? Esto no es muy divertido cuando no te defiendes».

Ese peli-negro... no era Pit, eso era un hecho.

Duda uno: ¿por qué la atacó sin ni siquiera saber quién era?

Duda dos: ¿qué hacía en ese lugar en la madrugada, tan cerca del templo?

✓ NIGHTS, dark pit. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora