013

37 2 0
                                    

Cuando volvieron —o más bien, cuando Viridi los trajo de vuelta.—, Dark Pit accedió a quedarse en el templo solo por esa noche, por lo que se retiró a la habitación que le prestaron. Viridi pensó que ____ haría lo mismo y se iría a su habitación, pensamiento que fue erróneo.

—Viridi, ¿fue culpa mía? — preguntó en un hilo de voz, tomando por sorpresa a la susodicha.

—¿Qué? ¿Hablas de lo que le pasó a Pit? — ella asintió imperceptiblemente con la cabeza. — ¡Claro que no! ¡Te ordeno que no vuelvas a pensar eso!

—No, no es que lo piense, es solo... — suspiró, mirando el suelo. — Pienso que pude haber hecho más.

—Tú hiciste todo lo que te pedí, hasta la mínima cosa. — intentó tomarla de los hombros, cosa que no fue posible debido a su altura, por lo que la tomó de la cintura. — Cumpliste y terminaste, es todo. No fue tu culpa en lo absoluto, me siento orgullosa de ti.

—¿Es en serio? — preguntó al borde del llanto.

Era lo que siempre quiso escuchar salir de su boca y ahora en ese momento lo estaba escuchando.

—En serio. — confirmó, para luego desviar la mirada. — ¿Ya te sientes mejor? — cambió el tema para no sentirse más vulnerable de lo que de por sí se sentía.

—Sí, mucho mejor, pero me sentiré mejor al saber que Pit estará bien.

—Mañana veremos eso, por ahora no te preocupes. Vete a dormir o empezaré a preguntarte porque tienes tantas «confiancitas» con Dark Pit.

—Buenas noches. — y huyó rápidamente, oyendo las leves risas de burla provenientes de su diosa.

Antes de siquiera rozar el pomo de la puerta, miró hacia el lado derecho, específicamente hacia la habitación donde Dark Pit se encontraba. Podría ir a ver como estaba, al menos para cerciorarse. Caminó lentamente hacia la puerta, con algo de miedo. No sabía el estado de ánimo del ángel y no quería empeorar las cosas. Después de dar tres leves golpes a su puerta con los nudillos, la abrió, encontrándose con el peli-negro hecho bolita, abrazándose a sí mismo.

Al parecer notó su presencia de inmediato, ya que se sentó, mirándola. No tenía rastros de lágrimas en su rostro, eso le indicó que simplemente no estaba del mejor humor.

—¿Cómo estás? — preguntó algo nerviosa, tanteando el terreno.

—Bien, creo. — respondió neutralmente, como normalmente solía hacerlo.

—No parece. — extendió su mano hacia él. — ¿Te parece si damos un paseo?

Sabía perfectamente a lo que se refería con un «paseo». Él no respondió, simplemente la miró tímidamente, tomando su mano a los segundos. Sabía que eso era lo más cercano que recibiría a un «sí». Simplemente se encaminaron a la puerta y intentaron abrirla sin hacer mucho ruido. ____ reía en voz baja debido a que sabía perfectamente que estaban haciendo algo indebido, sacándole algunas mini sonrisas al peli-negro. Lograron abrir la puerta a los segundos debido al cuidado con el que lo hicieron.

Al estar fuera, empezaron a caminar y reír con más libertad. Porque eso es lo que más amaban y anhelaban: libertad. La pradera se veía casi igual como hace unos años, solo que, ya al tener más tiempo que de costumbre, había más fauna. ¿Qué se hace cuando no se puede ahogar los problemas en vino? Cultivar plantas.

Esa era su filosofía, la cual no era muy correcta.

—Dios, ahora yo soy el sorprendido... — sonrió suave. Tenía razón, ahora era él el que tenía estrellas en sus ojos. — Realmente se han esforzado con este lugar.

—Bueno, últimamente hemos tenido más tiempo libre, así que...

—Y vaya que sí.

Inconscientemente, tomó la mano de la contraria, dándole un leve beso. Se alejó unos pocos centímetros, sintiendo su respiración chocar por completo contra su piel. ____ estaba petrificada, pero también hecha un mar de emociones.

—¿Por qué hiciste eso? — preguntó cuando se alejó, con un poco de molestia en su voz.

—No lo sé, pero olvídalo. — respondió ruborizado.

Después de todo, ¿qué podría esperarse de un ángel oscuro con mentalidad de lobo alfa solitario?

—Es mejor que sea así. — concordó.

¿Ahora qué procedía? Estaban mirándose fijamente, ruborizados y incómodos hasta cierto punto. Dark Pit fue quien rompió el contacto visual, sentándose en el césped. ____ imitó su acción casi de inmediato, ambos empezaron a observar la luna.

A su parecer, las noches eran mucho más mágicas que el día mismo.

Pero por otro lado, se sentían... extraños. Lo sintieron un poco la última vez que se vieron, pero eso ya era otra cosa, algo más que simples miradas cómplices y ganas de estar con el contrario todo el tiempo.

Querer besar su mejilla era algo nuevo. Dark Pit lo hizo hace unas horas, pero ni siquiera lo pensó, simplemente lo hizo.

Y no pareció molestarse por ello.

¿Y si lo volvía a hacer? ¿Qué tanto le afectaría la conciencia por el resto de su vida? Ya no le importaba de todos modos. Se acercó rápidamente para no ver su expresión y besó su mejilla con fuerza. Se alejó rápido para evitar mirarla, viendo la luna fijamente mientras se rascaba la nuca con nerviosismo.

—¿Acabas de...? — alcanzó a murmurar, él no respondió.

Era gracioso y a la vez lindo verlo así.

Era ahí cuando se suponía que a ambos se les nublaba la conciencia y se besaban apasionadamente, pero... ya habían arriesgado demasiado. Ahora, la pregunta era: ¿qué estaban arriesgando exactamente? ¿Su amistad o el llegar a sentir algo por el otro? Probablemente era lo segundo.

Qué manera de arruinar una gran noche.

✓ NIGHTS, dark pit. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora