005

63 5 0
                                    

Después de esa larga noche de insomnio, ____ despertó con las ojeras más pronunciadas que hasta hace un par de días. Bueno, se pronosticaba que se volvería normal en su vida de ahora en adelante.

Al ya estar presentable, fue a darle los buenos días a Viridi. Claro, había que ver si estaba de humor. Tocó la puerta, esperando que le diera la autorización para pasar. Eso era demasiado tonto, ya que en esos días estuvo pasando sin su consentimiento.

Pero igualmente, no podía olvidar que era una diosa de la que estaban hablando. Cuando ella le dio luz verde para pasar, abrió la puerta. Pensó que estaría ella sola, pero no fue así.

Había una chica rubia con aspecto humano y ojos morados a su lado, adornando una bufanda azul en su cuello. Vestía una pequeña camiseta negra que terminaba en su estómago, superpuesta por dos fajas blancas, y pantalones cortos blancos. Llevaba botas abiertas hechas de envolturas negras y con una enredadera de hojas verdes envueltas alrededor de su cuerpo desde su brazo hasta su muslo.

No le cayó bien, y ni siquiera habían hablado todavía.

—____, ella es Phosphora. Al igual que tú, sirve para mí, pero nunca las había presentado. — comenzó Viridi.

—Un gusto.

Phosphora le extendió la mano para que la contraria la tomara.

—¿Qué hace ella aquí? — preguntó dirigiéndose a Viridi, sin tomar la mano de la mayor.

Phosphora lentamente bajó su mano, sin mirarla.

—Ella será la líder de la unidad de ahora en adelante. — informó.

No dijo nada, se quedó en silencio. Se dirigió a la puerta y salió por esta, caminando furiosa a su habitación.

¿Eso era todo? ¿La había reemplazado por ella? ¿Era una inútil? Lo único que sentía era ira y vergüenza, ambas cosas mezcladas en un mismo sentimiento.

—¡Espera! — oyó a Phosphora gritar. Ella volteó, intentando no írsele encima. — Lo siento, ¿podemos empezar de nuevo?

Parecía que se disculpaba a pesar de no haber hecho nada malo.

—No te molestes. — y volvió a darse la vuelta, siguiendo su camino.

—¡Espera! — volvió a repetir, tomándola de la muñeca.

Ella quitó su brazo de manera brusca.

—¿Acaso quieres pelear? — le provocó.

—¿Sabes qué? No me molestaría. — le contestó seriamente.

Ya empezaba a cansarse de la actitud de la contraria.

—Entonces se hará, ven.

—Conozco el camino. — y la rubia se adelantó, dejándole a ____ unas ganas insaciables de ahorcarla con sus propias manos.

Ambas estaban en el área de entrenamiento, dispuestas a masacrarse una a la otra ahí mismo sin que su diosa lo supiera

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ambas estaban en el área de entrenamiento, dispuestas a masacrarse una a la otra ahí mismo sin que su diosa lo supiera.

____ empezó, intentó apuñalarla con un Estoque de Samurai que Viridi le había regalado hace tiempo. Había entrenado con él, pero nunca lo usó en un combate real. Phosphora esquivó, enviándole una descarga eléctrica algo fuerte. Ella jadeó del dolor.

Al menos debió preguntarle a Viridi su habilidad antes de hablar. Ahora que sabía cómo atacaría, empezó a correr en zigzag al rededor de ella, dificultándole el electrocutarla.

Phosphora empezó a tensarse, se la estaba poniendo muy difícil. Finalmente se hartó, haciendo uso de un ataque que no muy seguido usaba.

Electrocutó la sala entera, enviando una descarga eléctrica a todo lo que estuviera vivo a su alrededor. ____ gritó muy alto por el dolor. Realmente había puesto de sí para ejecutar ese ataque. Su espalda se arqueó de forma horrorosa, sintiendo la electricidad atravesar todo su cuerpo, pero no la suficiente para matarla.

Ella simplemente se dejó caer en el suelo, rendida. Segundos después miró hacia arriba. Phosphora le tendió una mano, en son de paz. Ella aceptó su ayuda, rendida.

—¿Qué fue eso?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Qué fue eso?

—Un ataque que llevo tiempo entrenando. — respondió con simpleza.

Ella asintió, dejando pasar unos segundos de silencio.

—Escucha... — la miró. — Lo siento mucho por ser tan grosera.

—No te preocupes...

—Tengo algún tipo de problema con el dejar de ser la líder del ejército de Viridi, una tontería así.

—En serio, no hay problema. — le sonrió para tranquilizarla.

—Sé que... el Ejército de la Naturaleza completo estará en buenas manos.

Solo era amable, pero la verdad es que le dolía admitir que probablemente estaría mucho mejor que con ella. No quería que Viridi comenzara a desestimarla por Phosphora, todo menos eso.

Le sonrió. Significaba mucho que dijera eso, tomando en cuenta que ella la odió al instante y ni siquiera habían hablado.

—Entonces... ¿estamos bien?

—¡Claro! — aclaró con energía.

Ambas se sonrieron, como si no hubieran intentado asesinarse minutos atrás. Bueno, al menos ahora tenía alguien con quien quejarse de las tonterías que hacía Viridi cuando todo la sacaba de quicio.

✓ NIGHTS, dark pit. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora