Jeon Jungkook [One Shots +18]

πέντε 2

I'm a little curious pt.2

Deslicé la tarjeta entre mis manos, considerando si llamarle o no.

En la tarjeta no había más que un nombre y el número plasmado, de un material suave y con letras brillantes, marcaba un logo, similar al de Play boy.

No había pasado más de una semana y todavía por la noches, notaba su cálido roce sobre mi piel.

Sus grandes manos apretando mis senos, su rostro inundado en deseo, mi corazón latiendo demasiado rápido.

Tiré a mi lado la tarjeta, saliendo de tales obscenos pensamientos. Me levanté del sofá y caminé a la cocina para preparar mi cena.

Mi móvil sonó, miré la pantalla, pero no contesté, al ver "número oculto".

Minutos después, de nuevo comenzaron a llamarme. Ignoré.

Por última vez, mi teléfono volvió a sonar; esta vez respondí de no muy buen humor.

- ¿Quién coño eres y porque me llamas? -grité.

- Que ocurre amor, ¿necesitas que vuelva a follar ese culito tuyo? -dijo con socarronería.

Me quedé in albis. ¿Como había conseguido mi número? De un momento a otro, cuando iba a hablar, colgó.

Me maldije mentalmente cuando al mirar el registro de llamadas, no salía registrada la anterior.

Salí corriendo de la cocina y me dirigí al salón, donde estaba su tarjeta.

Busqué la tarjeta por todas partes sin recordar donde la había dejado, cuando comencé a rendirme, la encontré en el sofá.

Cogí la tarjeta entre mis temblorosas manos y marqué el número.

Uno, dos, tres pitidos y no contestaba.

Llamé varias veces, pero en ninguna contestó.

Maldije mentalmente cuando me di cuenta de que yo, conducía hacia la discoteca en la que lo conocí.

Cuando llegué, lo vi, coqueteando con alguien más. No pasaron más de dos segundos cuando nuestras miradas se encontraron y él se levantó de su lugar, dejando sola a su acompañante.

Se acercó sin temeridad, sus dedos delinearon mi mandíbula mientras su pulgar tocaba mis labios. Sus ojos perdidos en los míos, mientras mis manos sudaban.

Jeongguk cogió una de mis manos, se la llevó a los labios y besó mis nudillos.

Me quedé mirándole, como si fuera lo más bonito para ver, como si fuera lo único que valiera la pena. Porque él lo valía todo.

- ¿Me has echado de menos? -preguntó en un tono coqueto.

- Quizá -dije mirándole fijamente.

- Déjame decirte que yo no he dejado de pensar en ti. -confesó.

- Yo tampoco. -dije avergonzada.