Hacer el amor... Que linda frase. Es imposible no sentirme segura de volverme a entregar el hombre que me lleva con los ojos vendados algún lugar.
El cambio en Cristián es tan visible, no sé si lo hace por lo que pase o porqué realmente le nace ser así conmigo, si suelo sentirme segura con el, ahora mucho más después de decirme que me hará el amor. El sexo con Cristián es algo mágico, siempre lo ha sido, pero siempre lo vi de esa manera como sexo y no más, aunque sabia que teníamos sentimientos de por medio yo siempre quise aferrarme que era solo sexo para así evitar que mi corazón y mi mente se aferrarán a algo que solo creía que yo sentía y en el momento donde todo acabará no doliera tanto, pero ahora estoy aquí, en sus brazos recibiendo la brisa fría de New York y enamorada de él, del hombre que algún momento me dijo que sería un polvo y no más, ahora estoy sintiendo mi corazón desbocado por lo que capaz mucho vean como una simple frase, pero que para mí significa mucho, Por qué hoy voy hacerte el amor... El me ve con amor y eso es motivo suficiente para sentirme así después de haber pasado por aquello.
-¿A donde me trajiste?-Pregunto con curiosidad.
El no dice nada y me baja de sus brazos-Cristián- digo para que responda mi pregunta.
-¿Te he dicho que haces muchas preguntas?- Dice con un tono de voz divertido.
-No, Jamás lo habías hecho- siento como se pega a mi espalda, sus grandes brazos rodean mi cintura.
-¿Quieres saber a dónde te traje?- me pregunta.
-Si.
El se acerca a mi oído, su respiración hace que los vellos en mi nuca se Ericen y una corriente recorra todo mi cuerpo- A ver las estrellas.
Lo próximo que hace es quitar la venda de mis ojos, mi respiración se entre corta, mis ojos se humedecen con lo ven, estamos en la azotea de su edificio, ahí en el medio de este hermoso espacio hay una cama con un tubo a cada esquina tubos que cada uno de ellos tienen pétalos de rosas y una clase de tela blanca transparente que cubre de extremo a extremo menos la parte que está frente a mí que está descubierta que me deja ver perfectamente como las sábanas blancas son cubiertas por pétalos de rosas, en el piso alrededor de la cama hay velas que hacen un contraste perfecto con la oscuridad de la noche donde se pueden ver el cielo estrellado de New York.
-Te dije que te traje a ver las estrellas- vuelve a decir en mi oído.
Yo volteo y me quedo viendo sus lindos ojos verdes, esos que durante este tiempo han recuperado el brillo que no tenían hace dos meses en el hospital, esos ojos que me dicen tantas cosas que no puedo hacer más que besarlo y que este beso trasmita todo lo que siento por el.
Cristián corresponde a mi beso que al principio es suave y lento pero que cada segundo que pasa se vuelve más intenso el traza algo con sus dedos en mi espalda por encima de la tela, Cristián baja sus manos a mis nalgas y las manosea, el me alza y yo abrazo sus caderas con mis piernas, el empieza a caminar sin dejar de comer mi boca, el con cuidado se inclina y mi espalda choca con la suavidad del colchón el interrumpe nuestro beso y empieza a sacar la blusa de tirantes de mi cuerpo yo quedo en sostén, su mirada van directamente a mis pechos, los ve con lujuria, con deseo, el empieza dar besos mojados en mi cuello mientras quita el sostén la brisa fría hace que mis pechos se endurezcan, Cristián va dejando besos mojados mientras traza un camino a mis pechos llega a mi pecho izquierdo y se prende de el haciendo que yo arquee la espalda deja de dale atención a mi pecho, desabrocha mi pantalón y lo saca de mi cuerpo dejándome en ropa interior negra de encaje.
-Está prenda te queda hermosa, Pero no supera a la perfección de tu piel desnuda- dice cuando termina de sacar el pedazo de tela de encaje de mi cuerpo, Cristián está de pies viendo mi cuerpo entero no puedo evitar sentirme nerviosa.
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El Magnate Neoyorquino
RomanceCristián Black. El hombre que toda mujer desea tener, un físico envidiable hay quienes dicen que zeus reencarnó en el cuerpo del Joven magnate neoyorquino. El hombre tiene una actitud arrogante pero que hace que tus bragas se bajen solas, Astuto par...