〘Capítulo 36〙

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—¿Qué? —pregunto incrédula, sintiendo que mi corazón acaba de dar un vuelco mientras que mis mejillas se colorean.

Paso las manos discretamente por mi pantalón para quitar una arruga invisible y fingir que nadie me está observando. Claro que tengo que tengo que ser muy buena actriz para evitar notar a las treinta personas que me están viendo, expectantes por la situación.

—Te reto a besar al chico que más te guste aquí —Bruno me mira y no capta las dagas fulminantes que le dedico con la mirada, deseando que alguna que otra le atraviese uno de esos ojos celestes y pícaros con los que me mira, todo eso mientras un picor me cosquillea en la espalda, generándome una sensación de hormigueo que desciende por mi espina dorsal tensando cada centímetro de piel a su paso.

No tengo que mirarlo para saber quién me lo provoca. No porque el par de ojos marrones me observe a frente a mí a mi derecha, con una chica rubia sentada en sus piernas, pero con una expresión entre maldad y diversión.

Aaron me mira serio pero divertido, mientras la rubia sobre sus piernas sonríe muy divertida por la grandiosa "dígase grandiosa con todo el sarcasmo del mundo" idea de Bruno me tiene tildada en mi lugar.

Te voy a matar Bruno.

Y lo voy a enterrar en una fosa común, por si no quedó claro mi descontento.

—Que- ¿Qué bese a un chico? —inquiero con timidez, sintiendo la pesadez de su mirada, brumosa y marchita desde su punto, donde continúa apoyado en un arbol fuera de la ronda, lejos del fuego que ilumina de un tono naranjo el rostro de todos los presentes. Él se encuentra en las sombras, con sus ojos plomizos puestos en mí mientras le da vueltas a algo en la mano derecha. Y me mira como si no quisiera hacerlo.

Paso velozmente de él, evitando el contacto visual aunque verlo es malditamente atrayente. Como el canto de una sirena que sabes que te llevará a la perdición.

Alex a mi lado se gira a mirarme, y yo muerdo mi labio inferior. Ahora viene lo dificil, elegir a uno.

Nika, sentado entre Bruno y Aira me observa con el entrecejo fruncido.

—Vamos niñata, ¿No te gusta nadie aquí? —una voz rasposa y ronca me saca de contexto, y más cuando todos se giran a verlo, haciendo una especie de ovación ante el impulsor de este montón de adolescentes hormonales.

Aaron me mira con maliciosa diversión, y yo frunzo el ceño. Todos esperan a que le responda. La chica sobre las piernas de Aaron le sonríe, y se acerca a susurrarle algo al oido, logrando que este ría para luego volver a mirarme a mí con burla.

Siento calor, mucho más del que sentí en toda mi vida. Todos esperan a que yo cumpla mi reto.

¿Por qué se me ocurrió aceptar? Maldita sea.

¡Santo badboy! Ayúdame.

Relamo mis labios, humectándolos al encontrarme como una fiera enjaulada, a punto de matar a Bruno por su bromita de mal gusto y al imbécil de Aaron, por incentivarlos.

—Anda, niña, queremos ver el espectáculo —incita la rubia sobre las piernas de Aaron. Me doy cuenta que es una de las amigas de la bruja de su hermana Leia, y yo sonrío, fingiendo mi incomodidad.

—No tienes que hacerlo si no quieres —murmura Alex y yo niego con la cabeza.

—¡Buuuh! —abuchean unos chicos—¡Tú cállate mojigata!

Aira se gira a ver a los que le dijeron eso a Alex con el ceño fruncido y ella niega con la cabeza.

—Lo voy a hacer —digo decidida y paso saliva, pensando que probablemente me voy a arrepentir de esto pero ya lo decidí, lo voy a besar.

El Juego de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora