Capítulo 6.

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Harry.

Me he pasado toda la fiesta apoyado en una pared mirando a Marta bebiendo, bailando y a ese maldito vestido que me esta nublando la mente. No me ha dirigido la mirado en todo el tiempo desde que ha llegado y me ha sonreído de esa forma tan sexy que solo ella sabe hacer. Me esta matando no hablar con ella y que ni siquiera se acerque a saludar o algo.

Absorto en los movimientos de Marta en la pista de baile, no me doy cuenta de que alguien me estaba hablando, es su amiga de la que ni siquiera recuerdo su nombre. Me vuelvo para intentar escuchar lo que estaba intentando comunicarme.

- ¿Estás sordo o qué? Te estoy diciendo a ver si puedes llevar a Marta a su habitación, no parece estar muy cuerda...

- Llévala tu, ¿no había venido contigo? -le digo de mala gana, estoy yo para llevarla a solas a su habitación con ese vestido que me tiene cachondo perdido.

- No me hace ni caso, además tengo planes con el chico ese.- señala con alegría a un chico rubio que le sonríe sin parar.

- Esta bien... -me resigno y voy a buscar a la pequeña borracha sexy, al fin y al cabo me muero de ganas de estar cerca de ella, a quien voy a engañar.

Me acerco a ella que está bailando sin parar, parece algo borracha pero tampoco ha bebido tanto, la he estado observando desde que ha llegado y ha tomado dos copas como mucho de la mierda esa de coco que apenas tiene alcohol.

Le agarro la cintura, se da la vuelta sonriendo y no para de baila, por lo que decido acercarme a su oído para captar su atención.

- Nena, te acompaño a dormir, tu amiga se ha ido con el rubio ese al que se ha lidado. -le digo tranquilamente.

- ¿Acaso me estás dando órdenes, nene? -me dice de forma superficial y pasota, odio cuando hace eso.

- No, solo era una sugerencia, si quieres quedarte aquí eres libre de hacerlo.- le comento como si tal cosa, psicología inversa lo llaman.

- Esta bien vamos, estaba cansada ya.- dice riéndose y alargando las palabras, parece que no le sienta demasiado bien el alcohol.

La arrastro hacia su habitación mientras se ríe a carcajadas durante el camino, le advierto que me dé la llave de la habitación viendo sus esfuerzos frustrados por meter la llave en la cerradura, y como la gran cabezota que es niega rotundamente asegurando que ella solita puede hacerlo sin la ayuda de ningún hombre.

Entramos en la habitación después de diez minutos de diez largos minutos de intentos para abrir la maldita puerta.

En cuanto pongo un pié dentro de la habitación ella me acorrala contra la pared y empieza a besarme. ¡Joder! ¿me está besando? No puedo pararla, he estado toda la noche deseándola.

De repente me encuentro agarrándola del trasero y empotrándola contra la pared, ella rodea mi cintura con sus piernas desnudas mientras me besa con fuerza y tira de mi pelo. Me aprieto más contra su entrepierna demostrándole lo cachondo que me ha tenido toda la noche, ella me responde con un gemido sobre mi boca con aliento a coco, eso hace que me de cuenta de que está borracha, no puedo acostarme con ella en este estado, me odiaría de por vida.

- Oye nena, estás borracha, no puedo aprovecharme de ti.- le digo con mi frente pegada a la suya.

- Cállate.- responde ella y me ataca la boca de nuevo mientras frota su entrepierna contra la mía haciendo que me olvide de todo.

- Enserio Marta, no puedo rechazarte mucho más tiempo, si estuvieras sobria te follaría toda la noche encima de esta mesa mientras gritas mi nombre y te corres sin parar, además ¿dónde está tu famoso autocontrol? -le digo respirando con dificultad, no sé que tiene esta mujer para tenerme así de jadeante.

- Mmmh... creo que lo he perdido dentro de mi cama, ¿me ayudas a buscarlo? -se ríe juguetona, baja de mi cintura y se quita el vestido. ¡Madre mía! Va a acabar con mi autocontrol y conmigo, está demasiado buena, vaya culo.

- Venga a dormir señorita, si mañana me lo pides te follo de todas las maneras que quieras.- se mete en la cama y empieza a bostezar.

La arropo con las sabanas y le beso la frente cuando gime mi nombre, me va a matar, esa manera de que salga mi nombre de su boca es demasiado sexy.

- No te vayas, quédate conmigo por favor... -dice suplicante con los ojos cerrados.

Asiento con la cabeza a sabiendas que no me ve. Me desnudo quedándome en ropa interior y me acurruco a su lado abrazándola, nunca pensé que pasaría esto. Beso su cabeza y me quedo dormido al instante a su lado.

Empieza el juego. H.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora