Capítulo 52.

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Cuando llego a mi habitación me desnudo rápidamente y me quedo en ropa interior, estoy segura de que Harry viene corriendo. En menos de un minuto mi puerta se abre y se cierra de un portazo, me doy la vuelta y ahí está, sin camiseta, ésta ya está en el suelo. Sus manos están desabrochando sus pantalones y su mirada vagando por mi cuerpo casi desnudo.

- Tranquilo, nene. Solo quiero hablar. Tenía calor, por eso estoy así.- Intento parecer seria, aunque su cara de desesperación hace que me sea muy difícil aguantarme la risa.

- ¿Hablar?- Tiene las cejas levantadas por del desconcierto.- Después ya hablaremos, también vas a tener más calor. Ya sabes, la fricción crea calor.- Se acerca peligrosamente a mí.

- No, primero vamos a hablar.- Me quito el sujetador. Se queda boquiabierto.- Como bien sabes, el viernes vienen mis padres y se quedan hasta el domingo.- Asiente con la cabeza, sigue confundido. Me quito las bragas.- En todo el fin de semana no podremos acostarnos ni besarnos.- Agarro sus manos y las coloco en mis pechos.- Tendrás que darme todo el placer que no podrás darme. Por eso estás en mi habitación, porque yo voy a recibir todo el placer, o la mayoría de ello.

- Pero por la noche duermen en un hotel, no duermen aquí.- Masajea mis pechos.- Puedo hacerte de todo por la noche.

- He dicho, que esta semana voy a recibir yo el placer. ¿Vas a hacerme la contraria en mi habitación?- Hago cara de pena.

- Está bien, pero prepara esa boca para la semana que viene. Estarás todos los días en mi habitación.- Le sonrío, me encanta este Harry sucio.

- Siéntate en la cama, quiero que me masturbes como aquella vez que me diste un adelanto de tu dureza.- Niega con la cabeza y yo lo miro mal.

- Túmbate, voy a comerte entera. ¿Cuantas veces quieres correrte, preciosa?

- Todas las necesarias.- Le guiño el ojo y me tumbo en la cama

Su lengua se pasea por todo mi cuerpo hasta llegar a mi centro de placer. Se entretiene ahí, haciéndome gemir y gritar de placer, cuando en unos momentos, me hace llegar al orgasmo. Es increíble el esfuerzo que pone siempre en mi placer.

Levanta su cuerpo y se pone sobre mí, me besa lentamente. Se entretiene en mi boca un tiempo, frotando nuestros sexos lentamente. Me recuerda que le de un condón y lo busco en mi cajón, a ciegas, no me ha dejado levantar.

Se pone el preservativo y me penetra lentamente, su ritmo es lento, placentero. Se toma su tiempo para besarme y acariciarme. Nuestras pesadas respiraciones se mezclan entre nuestros besos. La delicadeza de sus movimientos y de sus besos me va acercando lentamente al orgasmo, haciéndome disfrutar de cada roce.

- ¿Te gusta así?- Asiento con la cabeza volviendo a sus labios.

Después de unos minutos de besos y movimientos suaves empieza a moverse más rápido y firme. Nuestros gemidos aumentan y en un momento, los dos estamos jadeando después del gran final.

Me besa y se tumba a mi lado, rodeando mi cuerpo con sus tatuados brazos, después de deshacerse el condón.

Me ha encantado este ritmo lento, esos besos y esa conexión entre nosotros. Lo que me preocupa es que acaba de hacerme el amor. ¿Querrá hacerme entrar en razón de que estoy enamorada o querrá que acepte que los sentimientos son buenos?

Empieza el juego. H.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora