Capítulo 14.

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Harry me agarra los pechos firmemente, masajeándolos mientras me besa sin parar, su lengua lucha con la mía con desesperación. Una de sus manos baja al botón de mis pantalones para desabrocharlo y perderse dentro de mi ropa interior. Me hacen gemir los círculos que traza con el dedo sobre mi clítoris antes de meterlo en mi vagina.

- Dios estás tan mojada. Ahora mismo podría follarte tantas veces hasta que te hartases de mí.- Sigue con su fricción, haciéndome gemir y absorbiendo estos con su boca.

No puedo hablar, estoy absorta en el placer y en la anticipación de lo que pueda acarrear esta situación. Ambas de sus manos se dirigen al cierre de mi sujetador, me lo quita y lo lanza fuera de la cama. Se separa de mis labios y fija su mirada a mis pechos. Yo me sonrojo, y por primera vez me siento insegura. Mis pechos no son grandes precisamente, me gustan, pero quizá no soy tan segura como creía. Me mira a los ojos al ver mi tensión y murmura "preciosa de arriba a abajo" antes de lanzarse a devorarme los pezones. Gimo y me arqueo al notar su aliento caliente sobre ellos, se endurecen entre sus labios mientras masajea mis pechos y se los acerca más a la boca.

- ¿Tienes condones?- Jadeo entre oleadas de placer.

- No, tengo en mi habitación.- Dice sin apartarse de mis pechos.- Pensaba ganar yo el juego.- Aparta su boca de mi cuerpo, me rodea con sus musculosos y tatuados brazos y me tumba con la espalda pegada a la cama. Se tumba encima de mi mirándome a los ojos.

- Sabes que nunca vas a ganar.- Arqueo una ceja.- Estamos apunto de follar en mi cama.- Le dedico una sonrisa seductora.

- Voy a buscar unos condones y los dejaré en tu habitación. Pero no los uses con nadie más que conmigo, los he pagado yo.- Me guiña un ojo mientras sus músculos se tensan bajo su piel al levantarse de la cama.

- Oye ponte la camiseta, ¿no?- Le aconsejo antes de que llegue a la puerta.

- Está sucia y mojada en tu baño, ¿recuerdas?- No me acordaba para nada, tengo la cabeza en las nubes ahora mismo. Se para y empieza a reírse.- Está como tú, sucia y mojada. Cómo me pones.- Dice señalando su tentador bulto que tiene bajo los pantalones.

Suspira y se dispone a salir cuando alguien llama a la puerta. Los dos nos miramos y nuestras caras de lujuria se convierten en caras de susto.

Me levanto corriendo para coger una camiseta ancha de pijama para cubrir mi busto antes de empujar a Harry hasta el baño. Le doy una palmada en el trasero y cierro la puerta de mi diminuto baño.

Giro la llave, abro la puerta y me sorprendo al ver a Ana y a Niall agarrados de la mano sonrientes.

- ¡Marta! ¿Qué haces así un domingo en la universidad? Te vienes con nosotros ahora mismo a dar una vuelta por el campus, Niall nos lo enseñará todo.- Exclama mi amiga entrando como un torbellino a mi habitación, tirando del pobre Niall que me dedica una mirada de disculpa por entrar sin permiso.

- Que va, id vosotros en plan romanticón.- Me burlo poniendo los ojos en blanco.- Tengo muchas cosas que hacer. Además, no me encuentro muy bien hoy.

- Qué desordenada eres, mira que tener tirado por el suelo un sujetador tan bonito.- Dice Ana agarrándolo con asco. Se lo quito de las manos y lo escondo.

- Enserio id vosotros, ya iremos juntas otro día que me encuentre mejor.- Me mira con cara de aceptación. Se le ve en los ojos que tenía ganas de ir a solas con Niall.

- De acuerdo. Me debes un paseo.- Se dispone a irse arrastrando al pobre chico al que ni siquiera ha dejado hablar.- Pero antes déjame usar el baño. He bebido demasiada hambre.- Dice sonriendo. Mi cara cambia del alivio porque se iba, a terror porque descubrirá al tío bueno tatuado, sin camiseta y en mi baño.

- ¡No!- Grito agarrando su brazo. Tengo que pensar en alguna excusa.- Acabo de fregar el baño, vete a tu habitación, perezosa, que no está tan lejos.- Ella hace un puchero.

- Bueno adiós chica limpia.- Me besa la mejilla y arrastra a Niall hasta la puerta que se despide sacudiendo la mano.

Cierro la puerta y me dirijo al baño, donde me encuentro a un chico sonriente y sin camiseta apoyado en el lavabo.

Me agarra hasta que quedo con las piernas alrededor de su cintura y mis manos detrás de su cabeza agarrando su pelo, él me agarra del trasero. Empieza a besarme entre risas hasta que escuchamos una falsa tos. Nos quedamos paralizados mirándonos el uno al otro con cara de terror. Bajo de su cuerpo y al darme la vuelta mi cara de terror se intensifica.

¡Por qué no cierro la puta puerta con llave!

Empieza el juego. H.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora