Capítulo 18.

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Me ha hecho un tour por todas las instalaciones del campus que me puedan interesar. Es como un pueblo, hay de todo, no demasiado, pero me basta lo que hay aquí para satisfacer mis necesidades, hasta está Harry para satisfacer algunas más íntimas.

Me ha enseñado las instalaciones deportivas, aparte de la pista de atletismo que ya conocía. Hay un polideportivo bastante grande. Hay una piscina cubierta, una pista de tenis, un campo de fútbol, una cancha de básquet... No son muy grandes, pero son suficientes. Más que suficientes, no creo que use nada de eso, pero está bien saberlo. Harry cree que soy una deportista en potencia después de mi motivada monumental corriendo en la pista de atletismo.

El campus también cuenta con una farmacia, que está cerca de la residencia, un supermercado al que ya había acudido y la zona de ocio, la mejor zona.

En la zona de ocio hay unos cuantos restaurantes económicos, una sala de juegos recreativos y un paseo alrededor de un lago artificial con patos. Definitivamente, lo mejor son los patos. Me paso una hora jugado con los animalitos, Harry se desternilla de risa observando como los patos huyen despavoridos de mí. Después de tantos intentos de acercarme a ellos, desisto y nos dirigimos a sentarnos en un banco del pase. Me parece que voy a venir mucho por aquí.

- ¿Se puede ir a ese bosque de allí?- Le pregunto señalando un pequeño conjunto de árboles que hay en la otra parte del lago.

- Claro. ¿Quieres violarme en el bosque? Debería recordarte que no se pueden mantener relaciones sexuales en las zonas públicas de la universidad. Está prohibido.- Dice fingiendo seriedad.- Aunque también debería estar prohibido ser tan guapo como yo.- Se burla y yo le lanzo un codazo en las costillas.

- Me encanta este sitio, creo que voy a venir mucho por aquí para andar y relajarme.- Comento un poco distraída observando el lugar detenidamente.

- Es un sitio bonito.- Me sonríe.- Vamos a cenar a algún restaurante de los que acabas de descubrir. Yo invito.

- De eso nada, te invito yo. Acabas de hacerme un tour, debería agradecértelo.

- Se me ocurren mejores formas para que me lo agradezcas, nena. Además, yo invito para agradecerte tu espléndida compañía.- Niego con la cabeza, no pienso permitir que me invite.

Nos dirigimos a la zona de restaurantes y Harry me recomienda el restaurante tailandés. Es muy bonito por dentro y por fuera, parece una metáfora del chico que me acompaña. Me pido unos tallarines fritos con pollo que huele y saben a gloria, son un poco picantes pero los devoro rápidamente. Harry se ha pedido pollo picante y el pobre esta rojo como las guindillas de su plato y resopla a más no poder. Yo no paro de reírme en toda la cena con las muecas de dolor que le provoca la comida a Harry.

- Qué pasa chico duro, ¿ya no eres tan duro?- Me río a carcajadas.

- Ya verás tu si soy duro en la cama.- Me dice medio irritado por el picante que le está abrasando la boca y la garganta. Yo me río aun más al ver su cabreo. Me dedica una media sonrisa.

- ¿De verdad eres duro en la cama?- He dejado de reír. Él abre los ojos de par en par, mirando alrededor a ver si alguien me ha escuchando.- Me gusta duro a veces, bueno casi siempre.- Se tensa encima de su silla, sé que se está excitando.

- Si te gusta duro, voy a darte duro. No vas a poder sentarte al día siguiente.- Le sonrío coqueta. El único que se ha puesto duro aquí es él.

Tomamos el postre en silencio, lanzándonos miradas de fuego todo el tiempo.

Cuando llega la cuenta me sorprende lo económico que es este restaurante con lo rica y generosa que ha sido la comida. Nos peleamos para pagar la cuenta, pero al final gano yo con mi insistencia, él insiste que me lo pagará con favores sexuales.

Damos un último paseo nocturno al lado del lado y nos vamos hacia la residencia. Cuando llegamos a nuestras puertas me apresuro a darle un beso en los labios. No hay nadie en el pasillo.

- Me lo he pasado genial. Eres muy dulce.- Le dedico una sonrisa y él me la devuelve.

- Yo también me lo he pasado muy bien, nos vemos mañana, nena.- Me besa de nuevo y nos metemos cada uno en su habitación.

Al cerrar la puerta me apoyo contra ella soltando un largo suspiro. Es muy agradable estar con Harry, pero me viene a la cabeza, de nuevo, como ya he pensado muchas veces, ¿dejará de estar conmigo, de ser mi amigo, cuando logre acostarse conmigo? No sé la respuesta a esa pregunta, pero tampoco debería importarme, no estoy enamorada de él. Supongo.

Empieza el juego. H.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora