Capítulo 61.

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Estoy tumbada en lo parece ser una cama. No puedo moverme, mis músculos no responden, tampoco puedo abrir los ojos. Mi cabeza y la parte de la cara que me estampé contra el suelo me duelen de una forma insoportable. No puedo escuchar nada, no siento nada, solo dolor. ¿Estaré en el infierno? No creo, a pesar de las nulas respuestas de mis músculos y el dolor, estoy cómoda en esta cama.

Alguien me acaricia la mejilla y sigue con las caricias por mi brazo. Joder, no puede ser Rubén, que asco, si tuviera algo en estómago lo vomitaría. Hago un esfuerzo sobrehumano para levantarme e impedir que me toque con sus sucias manos, pero me quedo bloqueada cuando escucho un "te quiero" en mi oído. Su aliento caliente calma el dolor de mi mejilla. Es Harry, gracias a dios. Lloraría de alegría y de dolor a la vez, pero solo sale alguna lágrima de mis ojos.

Vuelvo a sentir caricias en mis mejillas. No sé cuanto tiempo ha pasado desde que he escuchado a Harry, pero esas dos palabras han aliviado mi dolor. Probablemente lleve días sin verlo, sin ver a mi familia, sin hablar con nadie, solo con ese cabrón. Pero tampoco sé, cuanto tiempo llevo tumbada en esta cama recibiendo las caricias de Harry.

Unas manos se posan en mis mejillas y alguien me besa. Me sobresalto gritando que me suelten. Me incorporo y abro los ojos, vislumbrando una habitación blanca de hospital y a un Harry con los ojos abiertos como platos. Yo lo miro y mis sollozos empiezan a ocupar el silencio de la habitación.

- Nena, soy yo. No te imaginas lo que me alegra que te hayas despertado.- Sus brazos me rodean y yo me desahogo entre lágrimas en su pecho.- No llores, ya ha pasado todo.

- ¿Abusó de mí?- Se me ocurre preguntar.

- No. Te han examinado y no hay ningún indicio de violación. Pero no hablemos de eso ahora mismo.- Frota mi espalda delicadamente y se separa de mí.- Voy a llamar al médico, a tus padres y a Ana, ella avisará a los chicos. Todos estábamos desesperados sin ti.- Besa mis secos labios. Aprieta el botón para avisar a la enfermera y agarra el móvil para avisar a todo el mundo.

- ¿Cuantos días han pasado desde el domingo?- Estoy muy confundida, he perdido la noción del tiempo, totalmente.

- Estamos a domingo. Al domingo siguiente. Solo te tuvo unos días, el resto de semana has estado sedada.

- ¿Por qué me han sedado?

- Tuvieron que hacerte unas diálisis para eliminar la droga de tu sangre. Te metió mucha mierda. Si te encontramos un día después, tu cuerpo no habría aguantado.- Me acaricia la mejilla y atrapa las lágrimas que resbalan por ellas.- No llores, ya estás bien. Me volví loco buscándote. He dormido apenas cinco horas en toda la semana.

- Te quiero.- Me lanzo sobre él con una mueca de dolor por mi maldita cabeza.

El médico interrumpe las caricias reconfortantes de Harry. Me examina y me explica todo lo que han tenido que hacerme. Al parecer, no solo estaba drogada por el cloroformo. Inyectó en mis venas una droga para mantenerme tranquila y débil. Pero, piensan los médicos, que probablemente estaría preocupado por si había muerto y me administró una nueva droga para espabilarme. Por eso pude ir al baño esa vez y gritar para conseguir ayuda. Me cuentan que me encontraron poco después de que yo gritara y volviera a dormirme con el cloroformo. Una chica, que estaba enterada de mi desaparición, escuchó mis gritos al pasar por allí, llamó a la policía, y aquí estoy. La última dosis de cloroformo era lo último que habría inhalado, esa dosis ya era mortal para mi drogado cuerpo, unas horas más y muero en esa maltrecha habitación.

Cuando el médico termina de observar mis constantes vitales y afirmarme de que estoy mejor y que ya no hay rastros de drogas en mi organismo. Le comenta a Harry que cuando lleguen mis padres los mande a hablar con él. Harry asiente y vuelve hacia mí cuando el médico cierra la puerta. Me besa como nunca me había besado.

- Lo siento mucho, todo fue mi culpa.- Me mira con culpabilidad en la mirada.- Te quiero.

- No tienes que disculparte. Rubén está loco, decía que me enamoraría de él, que te haría a ti lo que le habías hecho con Laura. Está loco, Harry. De atar.

- No volverá a acercarse a nosotros, está en la cárcel, de momento. Pero como bien dices, está loco. Lo van a ingresar en una cínica psiquiátrica.- Me lanzo a su boca. Ansiaba besar esos labios. Nos estamos besando con pasión, con necesidad. Estamos expresando lo mucho que nos hemos echado en falta el uno al otro.

Pero de repente nos separamos bruscamente al oír la furia con la que se abre la puerta de la habitación. Aparecen mis padres locos de alegría al verme incorporada en la cama.

- ¡Hija mía!- Grita mi madre, me abraza y me besa toda la cara.

- ¡Ay, mamá! Me haces daño en la mejilla.- Gruño cuando me agarra el pómulo afectado.

- No parecía importarte cuando estabas besando a este chico.- Le lanza una sonrisa a Harry.- Si no fuera por él, hija. Ha estado buscándote noche y día. Nos ha mantenido informados en todo momento hasta que llegamos.

- Ven aquí, hija.- Estira los brazos mi padre para abrazarme con delicadeza.

Mis padres se marchan a hablar con el médico, y en cuanto salen por la puerta devoro la boca de Harry. No sé que me pasa, estoy desesperada por hacerle de todo, a pesar de mi situación.

Empieza el juego. H.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora