25. Entre la fantasía y la realidad

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Tenía la opción de subir un capítulo largo o dos cortos, decidí subir dos cortos, porque me faltaba terminar y los dejé mucho tiempo esperando, así que en la noche subo otro capi más. Gracias!

Mientras Alice hacía un viaje a al espacio interdimensional, un portal se abrió sobre ella. Tras unos minutos varios entes empezaron a salir de ahí, como si hubiesen estado esperando el momento en que ese portal se abriera.

Mantenerlos a raya fue una locura, afortunadamente, los hermanos de Ian estaban ahí. Más de un espectro se nos escapó, pero pudimos devolver a los entes parásitos y un carroñero pequeño a donde pertenecían. El peor fue un parásito nivel 15, del que Emily y Daniel se encargaron, puesto que Sam, Elizabeth y yo estuvimos más preocupados por la enorme mano demoniaca que quiso atravesar el portal. Aterrada, pero con la adrenalina a mil y con la responsabilidad de no dejar que esa cosa saliera, corrí sin un plan en mente, pero no fue necesario, pues justo Alice cayó de espaldas al suelo con un golpe seco a tiempo que el portal se cerraba, y por fin, el cuerpo de Ian reaccionó, abriendo los ojos e incorporándose con una sacudida.

No lo pensé, mi impulso fue ir hacia él y abrazarlo, apoyar mi mejilla contra su pecho y creo que él intentó corresponderme, cuando lanzó un quejido de dolor.

—No te muevas Ian, debes ir con calma—Sam se arrodilló al lado nuestro.

—¿Y Alice?—fue lo primero que preguntó, con la voz pausada, notaba su dificultad al hablar.

—Está viva—dijo Daniel, volqué hacia él, la ayudaba a incorporase. Apenas se mantenía en pie. Sam dejó la atención hacia Ian y fue hacia ella.

—Estoy bien, solo necesito dormir —dijo Alice con los ojos cerrados, apenas se escuchaban sus palabras.

—La llevaré a una de las habitaciones—Emily dijo y relevó a Daniel poniendo el brazo de la chica alrededor de su cuello para mantenerla erguida.

—Ian... ¡¿eres tú?!, ¡¿de verdad eres tú?!—puse mis manos en su rostro y traté de volver su atención hacia mí. Tenía las pupilas dilatadas y perdidas. Apenas me devolvió la mirada y por un momento sentí que quiso rodearme con sus brazos, pero en el movimiento que realizó, lanzó un quejido de dolor. Me asusté, quise revisarle los brazos, Sam me hizo un gesto para que lo soltara.

—Por más que la capsula mantuvo su cuerpo en óptimas condiciones, no se ha movido en cinco años. Perdió masa muscular. Y seguro está muy confundido...—comenzó a explicarme, cuando noté en Daniel un rostro de horror, miraba hacia la puerta de casa. Por un segundo creí que se trataba de un ente, pero fue peor... bastante peor.

Mi padre, Samantha y Leonardo nos observaban estupefactos.

—¡Qué demonios está pasando! —mi padre exclamó.

Le di una última caricia a Ian, quien en verdad lucía como ausente y fui hacia mi papá.

—Papi, puedo explicarlo...¡Ian volvió! —sonreí nerviosa y luego le lancé una mirada matadora Leonardo—. ¡¿Qué parte de nadie entra y nadie sale, no quedó clara?!—le reclamé.

—Es... el dueño de esta casa y quien literalmente es mi jefe. No puedo cumplir esa orden con él.—respondió sin dejar la mueca de estupefacción.

—No supe de ti en una semana, me entero que eres dueña de uno de los porcentajes mayoritarios de 3IE gracias los medios de comunicación y de repente te veo haciendo u ritual satánico en mi patio. —Papá me regañó igual a cuando era una adolecente.

—No era un ritual satánico... creo—me defendí—. Es largo de explicar, trajimos a Ian de regreso—se lo señalé. Eso lo sorprendió de buena manera, pero Leonardo y Samantha no entendían qué pasaba.

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