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Ian me sostuvo y trató de calmarme, yo estaba demasiado calmada soportando el cinismo de esa mujer.
—¡Pensar que ayer quisiste que me compadeciera de ti y lo estabas logrando!
—Ya madura—se dejó caer en una silla y cruzó los brazos. Mi papá bajó las escaleras, abotonando las mangas de su camisa. Mi mirada recriminatoria y el ver a Alice medio desnuda con rostro petulante le indicaron lo que acababa de suceder. Se apresuró a bajar las últimas escaleras.
—Papá ¿Cómo pudiste?! Me dijiste que no pasaba nada con ella y que eras consiente de que tiene mi edad. —Estaba decepcionada de él.
—Sophie, no es lo que piensas. Solo...—pasaba la mirada de Alice a mí, pensando cómo excusarse—. Explícale ¿sí?—le pidió a Alice.
—No voy a explicarle nada mientras se comporte como una mocosa malcriada.
—¿Yo? ¡Tú eres la que seduce a mi padre! por no sé... ¿qué es lo que quieres? ¿dinero? ¿Que te reemplace al hijo que perdiste? Eso es muy bajo. —Escupí. Toda la situación me daba asco.
—No necesito dinero, ni reemplazar a mi hijo —se levantó del asiento y habló entre dientes, llena de rabia. —Ya te dije lo que quiero. Me quitaron a mis bebés. Voy a vengar a mi hijo y a recuperar a mi hija. —No me desclavó la mirada y sentí que me congelaba en mi lugar.
—Oh, mierda—exclamó Ian, que ya me había soltado y solo atestiguaba nuestra conversación.
—Me quitaron todo Sophie y ahora puedo recuperar parte de mi vida. Te recuperaré a ti y a tu padre.
Se me fue el aire. Busqué en la mirada de mi novio y mi padre que me explicaran qué sucedía, porque lo que yo estaba entendiendo no podía ser real.
—¿Eres una transmigración, al igual que Luciano Leggio?—le preguntó Ian.
—No, soy una reencarnación, nací de nuevo—Alice respondió, con la mandíbula más relajada, pero sin dejar de mirarme.
—Eso no es verdad—negué—. Estás tratando de engañarnos.
—Es verdad Sophie—mi papá me giró hacia él con cuidado—. Alice, es la reencarnación de tu madre Natalia.
A tropezones me metí a la cocina y me serví un vaso con agua. Mi papá entró detrás de mi y cerró la puerta.
—¡No puedes créele! ¡Todo puede ser una trampa del Círculo! Te está seduciendo y estás cayendo—le increpé después de tragar.
Él se sentó en el taburete del mesón y me indicó con la mano que me sentara también.
—Soy un hombre adulto que ha sobrevivido a mucha mierda, no un muchacho con las hormonas alborotadas. En un inicio consideré que era una trampa, pero Sophie... estoy cien por ciento seguro de que dice la verdad. Es difícil de explicar, pero desde que la conocí que me resultó tan familiar. Hablar con ella es como hablar con tu madre. Sin contar lo físico, son idénticas.
—¿Idénticas? ¿Mi madre era una loca, cínica y desvergonzada?
—Pues... sí—consideró.
—Puedes estarte sugestionando. O ella fingir, los del Círculo pudieron entrenarla para eso.
—No es solo eso. Sabe cosas que solo tu madre podría saber.
—¿Cómo qué?
—Cosas... privadas. Créeme, es imposible que los del Círculo sepan ciertas cosas. Mira Sophie, no sé ni por qué, ni cómo funciona esto, pero desde que conocí a Natalia que nada en mi vida ha sido normal y aprendí que absolutamente todo es posible. Tú más que nadie debería saberlo. Natalia... es decir Alice regresó con nosotros, tienes que hablar con ella. Aclararlas dudas que tengas y mantén la mente abierta.
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Shifting
ParanormalCuando mi hijo me advierte que hay un monstruo debajo de su cama... sé que dice la verdad. Porque él mismo trae esas criaturas a nuestra realidad mientras viaja de una dimensión a la otra. Como hacía yo, como hacía su madre, como hacían sus otros pa...