La joya

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"Cada atardecer, cuando terminaba su trabajo y antes de retirarse a su dormitorio, don Osorio abría las tres cajas, sacaba el cofrecito y contemplaba el diamante por largo rato. Parecía que nunca iba a cansarse de ver las luces maravillosas que arrojaba la piedra, aunque siempre fueran las mismas."

Historia de las tres llaves- Ana Arias.

Para el espectáculo de año nuevo, Iagon confió la idea creativa completamente a Yoshio, consciente de lo que resultaba todo lo que administraba, y él eligió, naturalmente, "Flores de invierno" como tema. Quería representar, a través de las flores, el transitar del hombre en la tierra hacia el cielo. Se basó en Las cuatro estaciones de Vivaldi, pero solo usó algunas piezas. La obra iniciaba con una acogida cálida del otoño y luego el personaje principal quedaba atrapado en una tormenta de invierno, transformado a tal punto que, cuando los niños como copos de nieve se alejaban, él interrumpía a las flores que ingresaban con la primavera, al son del inicio de La Pastoril. Ante tanta rabia, el personaje quedaba congelado, incapaz de salir del invierno y las flores en primavera trataban de sanarlo, rodeándolo. El invierno terminaba al ritmo del vals de las flores y todos disfrutaban el cálido verano, terminando con una alegre danza húngara. No era un show de destrezas individuales, era narrativo y alegre, necesitaba que todos los patinadores estuvieran constantemente en movimiento sobre la pista, lo cual demandaba un arduo trabajo, pero a su vez todo se conectaba y fluía con mayor espontaneidad y sencillez. Yoshio se preocupó de que los niños que participarían salieran después del invierno y no tuvieran que volver a la pista de manera que pudieran abrigarse y dar por terminada su parte. Únicamente tendría un solo el protagonista, al sufrir la tormenta del invierno, antes de la entrada de los copos de nieve.

Iagon decidió agregar una sola cosa: le pidió considerar un papel femenino que lo despertase en primavera y con quien patinar. Yoshio estuvo de acuerdo y Iagon, para ser justo, decidió convocar una audición, tanto para masculinos como para femeninos, siendo él mismo uno de los que audicionaría contra sus estudiantes. En realidad, Iagon sí quería escoger a Alina como pareja. Sentía que podía transmitir la calidez y ternura necesaria, que no le inspiraban Maga ni ninguna otra patinadora. Pero debía darle la oportunidad a las más antigua de probarse.

Maga se molestó en gran medida con esta decisión. Procuraba trabajar para competir contra Alina pero no estaba contenta de tener que dar los motivos para su lugar. Además, observaba que Iagon la prefería estéticamente. En realidad, su mayor problema era Lukian. Él era un patinador de varios años que entrenaba al mismo tiempo que ella, desesperado por el hecho de que se fijase en él y lo adorara tanto como él a ella, pero carecía absolutamente de talento para el patinaje. En tantos años había aprendido únicamente a deslizarse de forma consistente sobre el hielo. Caía en todas las presentaciones, si no perdía el equilibrio yendo hacia adelante, tropezaba con sus pies en las secuencias de pasos o era incapaz de sostener los giros. Siempre debía cometer alguno de esos errores por función. Cualquiera se preguntaría con qué obligación patinaba. Su único motivo era Maga; habiendo fracasado en llamar su atención de otra manera la había acompañado hasta la pista y asumía cualquier tiempo invertido en esa actividad como un sacrificio digno de ella que sería recompensado en gratitudes y atenciones eternas. Cada vez que había algún ejercicio él se acercaba a ella para que practicaran juntos, la paciencia de Maga duraba hasta que ella conseguía realizarlo y notaba cómo él no avanzaba y entonces se alejaba para continuar junto a Ten, Iagon y, después, Yoshio. Lukian hablaba del patinaje con el mismo compromiso, pasión y exaltación que Maga o Iagon, pero no comprendía absolutamente nada de lo que decía, no era posible que pudiera vivirlo de verdad porque no patinaba por ninguno de los motivos que decía que hacían grandes al patinaje, no podía ejecutarlo y no le importaba equivocarse ya que todo valía en pos de estar con Maga. Ella nunca había sentido la necesidad de probarse porque su última exhibición había sucedido cuando tenía diez años, antes de que la guerra empezara, por lo que no le había molestado la presencia de Lukian en la pista durante los últimos años, pero ahora sentía que la estorbaba y, por muchas veces que le pidiera o que le gritara que la dejara entrenar sola, él sentía acercándose al día siguiente. Había momentos en los que Maga calculaba cuanto tiempo pasaba discutiendo con Lukian y que podría estar usando para practicar. Nunca podía acercarse primero a los patinadores más tenaces porque se interponía y lo que ella buscaba era probar que resultaría en un dúo con Yoshio, Ten o Iagon, que eran los que podían lograr el protagónico momentáneo.

El hielo de la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora