Decisiones tomadas por otros

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Arthur Conan Doyle se despidió de las aventuras de su personaje, Sherlock Holmes, durante, lo que él describió como el más terrible agosto de la historia del mundo. Era el inicio de la Gran Guerra. El conflicto bélico fue de tal dimensión que obligó al autor a dar por finalizado definitivamente a su emblemático detective. Esto no lo había logrado ni la misma muerte pues, ante el hostigamiento de los fanáticos, decidió sepultar a Sherlock Holmes ante el villano Moriarty, solo para tener que revivirlo luego, ante la insistencia del público. La crueldad armada obligó a dar el, ahora sí definitivo, último saludo desde el escenario. La gravedad de los hechos se coló en la ficción logrando que nadie pudiera distraerse de lo que sucedía, más que con otras ficciones, otros relatos, que se creían ciegamente. A pesar de todo, siempre se puede volver al arte, para sanar y para entender.

El segundo día más triste del mundo comenzó el 1 de septiembre de 1939. Aunque fueron de tal magnitud los intensos conflictos políticos y bélicos que antecedieron la declaración formal de la Segunda Guerra Mundial, la invasión a Polonia decretó la ofensiva de los beligerantes. El suceso más atroz, violento y cruel de la historia moderna. Miles de años de historia de la humanidad ¿en qué se ocuparon para razonar y evitar este conflicto? ¿En dónde marcan una diferencia las fechas si antecedieron combates igualmente cruentos, pérdidas humanas intensamente entrañables? ¿Qué perspectiva heredamos del hombre después de lo que fue capaz de hacer?

No todos los hombres invaden Polonia.

La Segunda Guerra Mundial no superó en bajas a la Gran Guerra, pero sí lo hizo en crueldad. Los altaneros intereses políticos sacudieron y movilizaron al mundo hacia muertes atroces mientras ellos permanecían lejos del frente. La tecnología se preocupó en avanzar para aventajar en el campo; la discriminación solo era un discurso para elegir enemigos, aquellos que no apoyaban eran enemigos, el canon de belleza propuesto era una excusa para ganar territorio. Su inicio estaba lejano en el tiempo de la finalización de la Primera Guerra, si bien marcado por muchos hechos intermedios. En territorio ruso, las revoluciones del octubre rojo instauraron el régimen comunista y crearon la Unión Soviética en 1917 sucedieron en medio de los enfrentamientos de la Primera Guerra, acentuaron la pobreza y el desabastecimiento, por lo que los albores de la nueva guerra mundial encontraron al país fuertemente atacado.

Antes de la guerra, en San Petersburgo vivía una pequeña familia compuesta por la pareja, dos niñas, un niño menor y la abuela paterna. Los padres eran originarios de ahí, se habían trasladado a Moscú luego de casarse y regresaron para vivir con la abuela luego de que perdieran su casa en la capital, producto de la pobreza. La abuela supo ser duquesa por matrimonio y auguraba una noble estirpe para su único hijo, pero cuando él tenía siete años abolieron todos los títulos de nobleza y perdieron las propiedades, a duras penas mantuvieron esa casa. Debió esforzarse por vivir, sin sirvientes y trabajando, sin su esposo que murió de desesperación. Su hijo se casó y trabajó en fábricas de Moscú, donde luego de un pequeño momento de sosiego sufrieron hambre y privaciones.

Al estallar la guerra, la abuela se escandalizó: había sido atormentada por los ataques de las revoluciones bolcheviques y la guerra civil y temía un nuevo enfrentamiento. Temía la pérdida de su hijo y las dificultades que tendría su nuera para levantarse. Pese a ser aliados, también temía a Alemania. Advertía que sería un problema tarde o temprano y decidió huir con su familia lo más lejos hacia el este que pudieran. No quiso abandonar Rusia y no dejó que su familia peleara una guerra por un gobierno que le había quitado todo, en sí su patriotismo tenía muchos condicionantes. Pero fue imponente y movilizó a los demás. La madre sí temía huir hacia América y atravesar ciudades de fuego cruzado por lo que aceptó la idea de refugiarse en los campos, donde además no pudieran reclutar a su esposo.

El hielo de la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora