La carta bisagra

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La carta bisagra

Se acerca a su maleta pensativa

No sabe si habrá sitio para todo

Ahí tiene que entrar toda su vida

Pero ella aún no sabe de qué modo.

La maleta- Ana Prada

Durante junio las presentaciones de la pista de Seimei se concentraron, hasta el año anterior se realizaban durante la segunda quincena de junio y la primera de julio, pero esta vez ocuparon todos los fines de semana de junio y el primero de julio. La pista venía presentando la sala del emperador desde febrero y estaba ansiosa por mostrar su nuevo material. La idea original se montó sobre Noche de Walpurgis y el Ballet de las hadas, ambas piezas de Wagner. Iagon le escribió a Yoshio mencionándole la idea de hacer un bosque encantado, con espíritus como en Japón, y él sugirió las piezas musicales para ambientar la escena. Sería un discurrir de seres mágicos, entre occidentales y orientales, que se lucirían en el hielo, entre un brujo, representado por Ten, enfrentándose a un hada, encarnada por Alina. Como ya abundaban los estudiantes, había personal para hacer varios números, y el tema prestaba tanto para lo más infantil como lo exclusivamente profesional. Las mujeres más antiguas comenzaban a dedicarle mayor tiempo a la pista ahora que trabajaban en la publicidad, al igual que Alina, y representaron papeles solistas en las distintas hadas del séquito.

Yoshio asistió a todas las funciones. Había regresado a la pista en mayo cuando volvió a la ciudad y aunque había practicado el último número no se presentó hasta las funciones de julio, donde dejó el alma en su interpretación. Después de su discurso, concretó la compra de la casa, confiando plenamente en el futuro, sin mayores certezas, finalizó formalmente su trabajo en la empresa, recibió una cálida despedida y dispuso todo para continuar en el Ministerio de Deporte. En principio, mudó todas sus cosas el fin de semana de inicio de las funciones y dedicó sus tardes a poner todo en orden, comenzando con su estudio para disponerse y no faltar en ninguna forma en su trabajo. A pesar del recelo que sintió eventualmente, todos continuaron cumpliendo con sus normas de cortesía para con él. Esto se extendería hasta finales de julio, cuando entrarían en receso, pues las actividades durante agosto eran mínimas y todo se retomaba directamente en septiembre. Entonces, vería cómo se desenvolvía el clima del ministerio. Por el momento, estaba asegurado durante ese año y debía trabajar arduamente en la temporada alta de deportes de invierno para asegurar su trabajo durante el próximo año. Ya vería lo que la nueva década le depararía.

En las sucesivas semanas, ordenó sus pocos muebles, su cocina, su sala y su cuarto. Pese a las diferencias de espacio con su casa en Hangyu y su departamento, al colocar los cuadros y las fotos de sus padres, se sintió en el mismo lugar. Alina lo visitó el primer lunes cuando todavía todo estaba en cajas y llegó con Ten, quien contrató el camión de encomiendas de la empresa en la que trabajaba, con el durazno en su maceta, el mismo que había germinado de la fruta de su jardín y que cuidaba en casa de Meioh. Cuando Yoshio los vio descender el árbol, se maravilló de su detalle, tanto fue su agradecimiento, como fuerte fue la molestia de Alina al ver cómo, cuando llevaban el árbol hasta el jardín y lo colocaban al lado de la maceta del manzano, descubrió que este no había sido plantado aún. Ella le reprochó por eso y de inmediato le dijo que fuera a comprar una pala y se pusiera a cavar. Él así lo hizo y con su ayuda plantaron ambos árboles, en el fondo del jardín, luego cenaron allí.

El hielo de la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora