Capítulo 62

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Mía

Estás gorda

Tienes que adelgazar

Así nadie te va a querer

Hoy no comes que sino engordas

Vomita todo lo qué hayas comido hoy ya has vuelto a engordar

La niña esa te ha dejado un cuerpo horrible

No deberías haberte quedado embarazada, tu cuerpo se ha desfigurado

Todo eso me repiten todos los días desde el primer día del secuestro, tengo mucha hambre pero no me dan de comer. Estamos en unas celdas una al lado de la otra pero separadas por barrotes

- Mía – susurra Lúa apoyada en una esquina de la celda – ya no tengo fuerzas

- Hay que aguantar un poco más, Edwin me va a encontrar junto a los chicos – susurro – siento haberte metido en todo esto – miro a las dos – estáis aquí por ser amigas mías, lo siento

- No es tu culpa – susurra Melanie - ¿has visto alguna salida cuándo te sacan de aquí?

- Sí, pero no tengo todo claro todavía

Miro todo a mi alrededor y me recojo el pelo en una coleta, tengo que sacarlas de aquí pero no sé cómo. Hemos intentado escapar 3 veces, y las tres veces hemos acabado en la sala de torturas.

El otro día nos sacaron unas fotos que seguro que le han mandado a los chicos, todas las noche pienso en mi familia pero no puedo llorar por qué tengo que ser la fuerte de aquí ya que ellas cada día pueden menos con el dolor.

- Parece que no os quieren tanto como pensaba, prefieren a las otras dos – entra Mauro a la habitación y después a mi celda – ven aquí pelirroja

- Yo no voy contigo a ningún lado – gruño y me pongo a pelear con él consiguiendo darle un par de golpes pero lo último que siento es una inyección en mi cuello y después oscuridad

*

Abro los ojos sintiendo la voz de Melanie y lúa de fondo, toco mi pelo largo y siento que solo lo tengo por encima del cuello ¿Me ha cortado el pelo?

- Mía – miro a Mel – dijo que iba a ir mandando cosas tuyas poco a poco hasta que tuvieran todas las partes de tu cuerpo y después empezarían con el nuestro

- No os harán nada – susurro poniéndome de pie mareada por lo qué me pincharon y por no comer – tengo su teléfono – susurro con dolor de cabeza y me siento en la cama

Enciendo el teléfono y veo que tiene un fondo de pantalla de Leila, asqueroso. Marco el número de Edwin pero no contesta, joder.

- Tranquila, vuelve a marcar

Dice Melanie y asiento volviendo a hacerlo ¿Y si le ha hecho algo?

- ¿Diga? – escucho su voz

- Ven a por nosotras – susurro con ganas de llorar

- ¿Nena?

- Ven Edwin, rastréanos

- Te amo mi vida, te encontraré

La puerta de la habitación se abre y escondo el teléfono debajo del colchón aún con la llamada encendida

Abro los ojos al ver a la persona que entra por la puerta, es Mauro, mierda.

- ¿Te gusta tu nuevo corte pelirroja?

- Vete a la mierda hijo de puta, nos van a encontrar y te van a matar

- No lo creo

- ¿Qué pasa aquí? – pregunta mi padre entrando con mi padre

- Vengo a por tu hija, se merece un castigo por hablarme mal

- De mi hija me encargo yo ¿Cómo va la venta?

- Hoy vienen a verlas, deberías dejar que la tuya coma algo, da asco verla tan delgada

- He dicho que de mi hija me encargo yo

Se ponen a hablar entre ellos y yo rezo por qué Edwin nos esté pudiendo rastrear y qué venga a por mí antes de qué nos vendan

*

- Vamos chicas – entra Mauro con dos hombres más y nos sacan de la celda para después sacarnos de allí

Nos llevan a una sala y nos dejan a las tres juntas en una esquina

- Aquí tenéis a estas tres

Hay un hombre con traje y lleva un maletín en la mano pero está de espaldas.

- ¿No te suena esa espalda? – susurra Melanie y asiento sin sacarle los ojos de encima

- No estoy para perder el tiempo. Acabemos con esto – se gira y mi respiración se para en el momento que sus ojos se cruzan con los míos – me llevo a las tres

Miro a Melanie y ella me mira a mí, Lúa no entiende nada pero cuándo mi mirada vuelve a cruzarse con la suya me quedo quieta nuevamente

¿Qué hace Marcos aquí? O mejor dicho ¿Qué hace Marcos aquí comprándonos? 

Mareas Peligrosas [#2 Bilogía Peligrosas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora