Capítulo 30

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Despertó.


Había tenido otro sueño relacionado con aquel chico que lo traía loco.

Se colocó la almohada sobre el rostro y ahogó un grito, seguido de un llanto.

— Joder... — Lloraba. — ¡Me cago en la puta!

Estaba destrozado, se había enamorado de aquel joven que entró recientemente a su instituto, aquel joven llamado Brian, el cual tenía dos amigos llamados Freddie y John. Sin embargo, jamás se atrevió a acercarse, simplemente lo observaba desde su pupitre.

Era un chico listo al que le gustaba la física y química, y eso se veía cuando participaba activamente en clase.

Enfadado, tiró la almohada al suelo y bajó a desayunar. Su madre le regaló una sonrisa, y él se la devolvió, dejando a la mujer muy sorprendida. Aquel sueño lo había enseñado a ser mejor persona, se había decidido mejorar por aquel Brian imaginario que creó su imaginación. Se lo debía... Se lo debía a aquel Brian, aunque no fuera el real.

— Gracias por el desayuno, mamá. — Michael, quien leía el periódico, levantó la cabeza sorprendido. Winifred alzó ambas cejas y sonrió.

— De nada, Roggie.

Roggie...

Era viernes, por lo que a primera hora tocaba física y química. Estaba emocionado, iba a ver a su amor platónico y eso le ponía los pelos de punta. Ahora sería diferente, ese sueño fue especial y tenía todavía más ganas de ver al rizado.

Entró al aula y lo encontró. Allí, sentado en su pupitre y escribiendo algo en su cuaderno. Solo se encontraban ellos dos en el aula, Brian era bastante puntual. Cuando se dio cuenta de la presencia del rubio, levantó la cabeza y sonrió mostrando aquellos bonitos colmillos.

— Hola Roger. — Saludó.

— H-hola. — Caminó avergonzado hasta sentarse en su sitio.

— Hace buen día, ¿no? — Puede que fueran una conversación absurda, pero Roger se sentía muy nervioso, ese hombre lo ponía nervioso.

— S-sí. — Musitó.

Los alumnos comenzaron a llegar, entre ellos Freddie y John, los cuales no mantenían ningún tipo de relación amorosa. El persa se sentaba al lado del rubio, y Deacon iba frente a Brian, el cual estaba dos pupitres atrás del rubio. Era triste ver a Freddie y no poderle hablar como si fueran amigos de toda la vida, en la vida real eran simplemente compañeros de clase y hablaban para lo necesario.

Con John apenas hablaba, y eso también le entristecía, no era lo mismo sin sus dos amigos.

Maldito sueño.

Era demasiado bonito para ser verdad.

— Roger, ¿me dejas un lápiz? — Susurró Mercury.

— Claro... — Le prestó dicho objeto.

— Gracias rey. — Era bonito como Freddie podía ser él mismo en público, no como en el sueño.

El reloj marcó las diez y media, por lo que todos los alumnos se dirigieron al comedor para desayunar. Él se sentó en una mesa apartada, pues no tenía amigos y no le era de su agrado socializar con sus molestos compañeros. Fue estratégico y se colocó detrás de la mesa de Brian, John y Freddie. Así podría observar mejor al primero.

El rizado comía su característica manzana mientras hablaba y reía con sus dos amigos.

Roger sentía que los conocía demasiado bien, sentía que debía acercarse.

Pero le daba vergüenza, ¿y si no eran tan buenos como aparentan ser? ¿Y si lo criticaban?

No quería estar solo, todos los días eran iguales, no tenía a nadie con quien hablar y se aburría, se aburría demasiado. No tener amigos era una completa mierda.

Ver a May sonriendo lo hacía tener más ganas de acercarse a su mesa, ¿debía arriesgarse?

Se levantó de un solo movimiento y comenzó a caminar con firmeza hacia la mesa. Paró en seco detrás de Brian, haciendo que Freddie y John lo miraran. Por ende, el ruloso se giró a mirar.

— ¿P-puedo sentarme? — Preguntó cabizbajo.

— Claro, querido, no tienes ni que preguntar. — Respondió el persa con una amplia sonrisa. Brian y John coincidieron y le cedieron permiso al rubio para sentarse.

Los tres amigos charlaban, Roger simplemente escuchaba sus conversaciones, pues no se sentía en confianza como para intervenir.

— Roger, ¿te gustaría venir al bosque con nosotros, allí hay un río en el que podemos bañarnos. — Brian lo sorprendió con aquella invitación. El ojizarco recordó aquella parte del sueño en la que se bañaron en un río cuando todavía no habían confesado su amor. Recordó la última parte del sueño en la que Brian desapareció, y no pudo evitar soltar una pequeña lágrima.

Agachó la cabeza para no ser descubierto, pero fue acto inútil.

— ¿Qué pasa? ¿He dicho algo malo? — Preguntó el más alto preocupado.



Oh, no, Brian. Pasa que ahora tengo que conquistarte de nuevo.














...

No me odiéis porfa

Gracias por leer, ahora subo el epílogo <3

· Only 100 years - MaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora