Capítulo 22

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1875, Londres


John había llegado a la casa y fue amablemente recibido por Freddie, quien le quitó el abrigo y lo colgó él mismo ante la atenta y confusa mirada del menor.

— ¿Qué haces? — Cuestionó por fin el castaño. Mercury le dirigió la mirada con una sonrisa.

— ¿Qué hago, querido?

— Estás muy... ¿Amable? — Se adentró más en la casa y vio a Roger espachurrado en el sofá. — Hola Roger. — El rubio lo saludó levantando la cabeza. — ¿Y bien? — Se dirigió nuevamente a Freddie con las manos en la cintura.

— Yo siempre soy amable. — Mantenía su sonrisa. Finalmente, John se dio por vencido. Se dirigió a la mesa del comedor y se sentó en una de las sillas de madera dispuesto a esperar a Brian.

Era el día de la "cita doble", Freddie y Roger habían invitado a sus amados a cenar, pero Brian, como siempre, llegaba tarde. Debería estar allí a las diez, pero eran las once menos cuarto. El rubio estaba desesperado, así que intentaba distraerse escuchando la conversación de sus dos amigos.

— ¿Cómo va con Eva? — Le preguntó el azabache a Deacon de una forma rebuscada. El menor arrugó el entrecejo.

— ¿Bien? ¿Desde cuándo te importa? — Roger los observaba atentamente.

— ¿No te cansas de ella? No me malinterpretes, es muy amable, pero lleváis meses juntos y... — Volvió a hablar ignorando su pregunta.

— ¿Qué insinúas? — Interrumpió cruzándose de brazos y dejándose caer sobre el respaldo de la silla.

— Nada, nada... Es solo que...

— ¿Qué, Freddie?

— Yo...

Aquel incómodo momento fue interrumpido por un par de golpes en la puerta. Freddie dejó escapar un pesado suspiro y Roger salió disparado hacia la puerta. Al abrirla se encontró a un Brian algo sudoroso y rojo.

— Antes de que digas nada, no ha sido mi culpa. — El rizado intentaba recuperar el oxígeno. — Me he encontrado a muchos conocidos, me han distraído hablando.

— ¿Y por qué estás así? — Lo señaló de arriba abajo.

— Tuve que correr para evitarlos.

Por muy falso que parezca, lo que Brian contaba era real. Eran las consecuencias de trabajar en un ámbito como lo es la venta de vegetales, iba a muchas casas y conocía a muchas personas, por lo que era fácil encontrárselas. Además, la mayoría de sus clientes sobrepasaban los cincuenta años, por lo que solían ser más charlatanes. Una vez los cuatro se encontraban sentados, comenzaron a cenar.

Freddie observaba atentamente los movimientos de John, mientras que Roger hacía un intento por ser sensual comiendo su postre: un plátano. Pero por lo que parecía, no estaba causando ningún efecto en Brian, o al menos eso parecía.

Por dentro, Brian estaba deleitándose con esa erótica imagen, le encantaba ver a su rubio comiendo de esa manera tan sensual y cautivadora. Sentía un cosquilleo en el vientre y la entrepierna, además de que sus mejillas comenzaban a arder. Sin embargo, lo disimulaba de maravilla, no tenía ninguna expresión en el rostro, por lo que parecía incluso un cadáver.

Roger, harto, dejó de hacer aquellos descarados movimientos y frunció el ceño enfadado, ahora se dispuso a comer el plátano como una persona civilizada.

— Tengo una idea. — La voz del rubio captó la atención de todos. — Juguemos a verdad o reto. — Dibujó una diabólica expresión.

— ¿Qué es eso? — Habló el persa. El ojiazul suspiró a la vez que chocaba su cabeza contra la mesa en un acto de desesperación.

· Only 100 years - MaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora