Capítulo 14

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1875, Londres


Roger se encontraba en su habitación, tumbado en la pequeña cama cubierta con sábanas blancas, mientras posaba ambas manos sobre su abdomen y observaba el techo. Repetía una y otra vez la tarde del día anterior, en la que Brian fue a visitarlo. Se moría de vergüenza cada vez que recordaba esas dos palabras que escaparon de sus labios, "eres guapo". 

Era sábado, por lo que dedujo que May se encontraría trabajando en el huerto como solía hacer los fines de semana. Le apetecía pasar un rato con él, pues después de haber salido dos veces pudo comprobar que no era un aburrido monótono, y que además le hacía sentir ese "no sé qué" en el estómago.

Cerró los ojos fuertemente y dejó escapar un gruñido mientras tapaba su rostro con ambas manos.

— Mierda, ¿qué me estás haciendo, Brimi?

Se retorció una vez más en la cama, pensando en si debía interrumpir el trabajo del rizado o si debía aguantarse las ganas de ir a verlo.

No fue tarea difícil, pues finalmente su corazón ganó, haciendo que pegara un brinco de la cama hasta el armario.

Se deleitó por unos pantalones de mezclilla y una camisa oscura metida dentro de estos. Como era ropa de Freddie, el cual usaba una talla más, tuvo que colocarse un horrible - para su gusto - cinturón marrón. Ese vestuario fue el más parecido a su estilo que encontró, pues la mayoría de prendas eran pantalones de vestir, camisas elegantes o chalecos de terciopelo. Intentó peinarse con un viejo cepillo que localizó en el baño, pero rápidamente volvió a despeinarse, le gustaba más su estilo alocado.

— Voy a salir. — Avisó a Mercury mientras se colocaba una boina que vio colgada en el perchero de la entrada. — Puede que tarde en volver.

El azabache se encontraba sentado en el sillón, aguantando un pequeño espejo mientras arreglaba su cabello. Sin prestar mucha atención a lo que el rubio dijo, asintió y elevó su pulgar como confirmación.

— Ten cuidado. — Habló por fin, haciendo así que Taylor abandonara la casa.

Veinte minutos de camino. Veinte minutos en los que se tragaba miradas confundidas por parte de los ciudadanos. Pues aunque Roger portaba ropa de aquella época, su atuendo seguía sin ser normativo entre la moda de 1875. Había veces en las que hacía como si nada, pero otras les devolvía la mirada haciendo un divertido gesto para burlarse de ellos.

No se dio cuenta de que estaba pisando el barro de uno de los huertos de la familia May. Al sentir como su pie derecho se hundía, miró hacia esa dirección y se apartó rápidamente. Sus blancos zapatos se habían llenado de barro y ahora intentaba quitarlo dando brincos, pues perdía el equilibrio al estar de pie.

— Joder... — Murmuró para él mismo.

— ¿Le puedo ayudar, joven? — Escuchó una voz masculina a sus espaldas, pero no era el hombre que esperaba. Se giró cautelosamente, encontrándose con un varón delgado de cabellos negros, este vestía unos pantalones oscuros y una camisa blanca que parecía amarilla, - pues estaba bastante sucia -, la cual estaba arremangada hasta los codos. Además, se limpiaba las manos con un trapo sucio, mientras observaba al rubio con una ceja levantada.

Las facciones del pelinegro eran bastante parecidas a las de Brian, por lo que dedujo que se trataba del señor May.

— Hola, venía a ver a Brian. — Habló intentando ocultar los nervios. — ¿Es usted su padre? — El hombre de unos cincuenta años asintió con una sonrisa. 

· Only 100 years - MaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora